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la cara del venerado dios Serpiente-Pájaro-Quetzalcóatl con la nariz y los ojos despreocupadamente cortados a lo horizontal por una junta de piedras.

Dentro de unos meses, veremos cómo eran los Toltecas en sus tierras de florecimiento a miles de kilómetros de aquí, al norte de Ciudad México, si Dios quiere.

Así fue nuestra visita de Chi-Chén-Itzá, 
                      ► de la Boca del Pozo de los Itzaes.
Pero ni en eso encontramos un sosiego, que sería bien merecido.
Según otra opinión, quizás fue Chi-Chén-Itz-A lo que visitamos, 
                      ► la Boca del Pozo del Brujo del Agua.
Y, por la duda, he aquí una tercera opinión: Ch'iich'en Itzam;
ch'iich'                   = pájaro;
en                         = sufijo "esencia de";
itzam (de origen huasteca) = serpiente; 
                      ► así que quizás estamos en Esencia de Pájaro-Serpiente.

Increíble.

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Hoy, tareas varias; y una muy concreta: una tentativa de llamar a Nueva York a confirmar la materialización de la patente; pero, por un desperfecto que no entendemos, si bien se puede recibir llamadas internacionales no se las puede hacer, y no se sabe cuándo se restablecerá el servicio. La patente ya tendría que estar en manos de nuestro corresponsal, por lo menos así esperamos (positivismo mental); pero mejor sería que ya estuviese en nuestras manos.

Parece que tendremos que aguantar hasta Cancún para hacer la llamada; por lo menos se puede esperar - por la fama de Cancún como modernísima meca turística ideada, hace poco, especialmente para mejor explotar el dólar gringo - que su servicio telefónico será más a la gringa que a la mexicana, eficiente y suave. También, allí, podremos recibir el documento por correo particular.

Estuvimos considerando, para evitar el larguísimo desvío a Cancún, postergar llamada y recepción hasta Belice; pero, quién sabe cómo es Belice; además, el vencimiento de la patente en curso sería peligrosamente cercano, y en un país de cuyas idiosincrasia e infraestructura nada sabemos.

Tiempo también para rumiar observaciones respecto a los Mayas.

Se nos va imponiendo la evidencia de un tremendo desequilibrio, una tremenda deshomogeneidad, internos en su cultura, y por lo tanto, una debilidad de substancia de dicha cultura, cultura que parece un haz de logros muy dispares, desarrollados independientemente unos de los otros en base a potenciales internos segregados sin fructificación mutua, en vez de una radiación cultural multidisciplinaria surgiendo de un manantial cultural común.