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Sus decoraciones son mascarones del dios maya Chac que servían de sostén a una figura humana enmarcada de plumas, o sea itzá.

[3] Hay, en Chichén Itzá, una muy ilustrativa muestra práctica de algo que, conceptualmente, se conoce pero, habitualmente, no se ve al aire libre: un edificio encamisado dentro de otro. En este caso, por alguna razón, falta toda una esquina del edificio externo, por cuanto está a la vista toda la esquina del edificio encamisado. Es realmente extraño ver la pared del edificio interior, encamisado, no como ruina utilizada a manera de escombro sino como pared en estado tan perfecto y prolijo como la pared del edificio externo, realmente como la pared de un edificio sepultado en vida sin lamentarlo, como necesidad ineludible de esta vida.

[4] También tenemos la información de que, en la parte menos concurrida de Chichén Itzá, encima de una puerta, grabado en piedra lisa, hay el contorno de una gran rueda dentada, con todos sus dientes angulares, y de otra rueda idéntica, menor; y de que los dientes de las dos ruedas calzan de manera que si se pudiera mover una, ésta movería la otra, como engranaje.

Versiones oficiales:

1) dos soles; ¿con rayos cortos y angulares?
2) dos flores; ¿con pétalos rectangulares?
3) no se sabe, pero no pueden ser ruedas; ¿por qué no?
   porque no puede ser, y basta.

Tratamos, pero no logramos, encontrar tal cosa. El Administrador de la zona, con cuarenta años de servicio, no tiene conocimiento de tal cosa; pero con admirable humildad admite que, en el sinfín de ruinas en el monte todavía sin estudiar, alguien puede haber visto algo así, o haberlo interpretado así. Y algo así bien debe de haber, por la inevitable negación arqueológica del significado de ruedas dentadas.

De todos modos, tenemos una información adicional de la misma fuente, de que en Cobá, nuestra próxima meta - no confundir con Cabá - hay un cilindro pétreo, de 3 metros de largo, de 1,5 metro de diámetro, con perforación longitudinal por el centro, por cual perforación se pasaba un eje de madera para empujar el cilindro a manera de compresor para aplanar caminos; especialmente el camino de 100 kilómetros que todavía se ve en parte entre Cobá y Yaxuná, al sur de Chichén Itzá. Opinión docta: es un rollizo, por lo tanto no es una rueda.

Si esta información resulta incomprobable, todo, ésto y aquéllo, será muy aleatorio; si resulta cierta, ello daría más veracidad a estos grabados de ruedas dentadas.

Además, habría que ver - si esas ruedas dentadas existen - cuántos dientes tienen, porque se nos ocurre que, lejos de ser escandalosos engranajes según >>>>>>>>