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Pero, en cuanto a luz, ninguna explicación de los defensores de lo maya que dichos aposentos estaban, originalmente, pintados de colores luminosos nos convencerá de que un poco de luz natural no es mejor.

Como para darnos un poco de razón, y para reforzar lo incomprensible del hermetismo de la pared de atrás de este Palacio - y de tanta cantidad de otros edificios que este hermetismo parece ser una norma impuesta para quién sabe qué - hay, en Uxmal mismo, un edificio con vanos de puertas de ambos lados opuestos, demostrando que no es una imposibilidad o prohibición, que es posible tener sólo 60/oo de oscuridad total y 20/oo de penumbra.  ¿Entonces?

Además, como para darnos toda la razón del mundo, en nuestras andanzas por Uxmal, tuvimos una visión de otro mundo: un aposento bañado de luz y aire; simplemente por tener una apertura grande también por atrás - no que había una puerta y, que sería milagro, ventanas, traseras, de arquitectura maya sino porque se había derrumbado parte del muro de atrás; aposento bañado de luz, aire, bienestar, alegría, que faltan en los calabozos en estado original, y libre del moho que sobra en los calabozos en estado original.

Por todo lo susodicho, se nos ocurren varias denominaciones, menos la de Gobernador: podría ser calabozo para penitentes voluntarios, por lo que sería un Palacio de los Masoquistas; podría ser crujías con un sacerdote velando en el aposento primero que no se le escape un dios del aposento segundo, por lo que sería un Palacio de los Espíritus; podría ser un desatino del cual no creemos los arquitectos mayas capaces, pero en tal caso sería un Palacio del Idiota. Estas especulaciones tienen la vaciedad de la frivolidad, pero las especulaciones de los arqueólogos tienen más vaciedad todavía: los arqueólogos simplemente no tienen explicación - a pesar de su habitualmente exuberante imaginación en el uso de lo sagrado para explicar prácticamente cualquier cosa.

Mientras veíamos, en los sitios antes de Uxmal, este tipo de calabozos, oscuros, húmedos, claustrógenos, como parte de edificios relativamente sin pretensiones, se podía aceptar como una curiosidad; pero dentro de un edificio con tanta pretensión externamente como este Palacio (y otros edificios en Uxmal), ya no hay benevolencia que los haga aceptables.

Claro que se puede desviar la atención de lo sórdido hablando de lo esotérico, destacando que - como por otra parte no podría ser de otra manera - en este Palacio de quién se quiera, multiplicando o adicionando ciertos de sus elementos, como ser aposentos, puertas y demás, se llega a las habituales sagradas matemáticas, como ser los 52 años del ciclo de sincronización de los dos fecharios mayas que ya encontramos en el Convento, y otras; también se podría sacar maravillas del enderezado cósmico del Palacio a tantos grados fuera del norte magnético; pero nada de ello hace aceptable lo objetado.