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Esta mañana, saliendo de Veracruz, nos topamos con un cementerio; un cementerio que, si tuviera la aureola de algún milenio pretérito, de alguna civilización extinta, sería una atracción turística; pero que, siendo tan sólo del aquí y del ahora, yace tan muerto como sus muertos.

Sin embargo, qué doctas descripciones y disertaciones recibiría, si tuviera la antigüedad de etiqueta, tanto por su ubicación como por su estructura.

Desde lejos, llama la atención como una literal ciudad de los muertos, por su parte extendida - y, por lo tanto, expuesta - sobre una ladera de lomita; si bien, eventualmente, se descubre que es mucho más extenso y complejo que lo visible a primera vista.

Adentro, se descubre una multiplicidad de variedades.

++ Las tumbas varían, de sobriedad ascética a decoraciones de alto vuelo.
++ Las decoraciones varían, de estereotipos funerarios a temas filosóficos; a temas a-funerarios, a-filosóficos abstractamente estéticos - ¿qué tienen en común con el otro mundo, un cisne en forma de carroza, una pirámide de 2,50 metros revestida de azulejos, una náyade recostada en un neptuno flotando sobre las olas, una forma geométrica, etc.?
++ Las estatuas varían, de monocromas a policromas - y monocromas no significa necesariamente grises o blancas; hay unos Cristos sólidamente azules sin distinción entre indumentaria, piel, ojos o cabello.
++ Los símbolos religiosos varían, de cruces católicas a cruces de Malta, pasando por la Estrella Judía y el anonimato religioso.

Llegamos a El Zapotal, sitio arqueológico, cerca de Piedras Negras - ninguna relación, por supuesto, con Piedras Negras, el sitio arqueológico en El Petén.

Por fin, una meta nueva; una meta incidental, recomendada por la filial del Instituto de Antropología en Veracruz - porque nuestra meta original era, si bien nos acordamos, y es, seguir navegando por las mayores profundidades arqueológicas de esta mitad de América hacia una de las más antiguas civilizaciones, que llamamos monumentalistas o arquitectonistas, precolonenses.

El Zapotal es el sitio donde se encontró, dentro de grandes túmulos funerarios, una multitud, todo un mundo, de dioses y diosas antropomorfos, tamaño natural, y otras figuras, de varios tamaños según su simbología, e innumerables objetos varios, de barro hueco cocido - de todo lo cual vimos muchos ejemplares en el museo de Xalapa.  Aquí, a más de otras piezas, queda >>>>>>>>