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nos acercábamos con tan aguda circunspección a América Central y sus guerrillas, con las consecuentes averiguaciones, advertencias e incertidumbres en cuanto a factibilidad de paso, situaciones violentas y "tributos de guerra", y no sólo por los guerrilleros.  Ahora, no parece nada mejor.

~En Guatemala, guerrilleros ocuparon dos pueblos y zona aledaña, antes de >retirarse nuevamente.
~Hubo una escaramuza en la frontera entre Honduras y El Salvador.
~En El Salvador, hay recrudecimiento de actividad guerrillera.
~Hay recrudescencia de enfrentamientos en la frontera entre Honduras y >Nicaragua, a punto de que los Vespuccianos mandaron urgentemente, por vía >aérea, más miles de sus soldados a reforzar su guarnición en Honduras, que >ya era, antes, como nosotros mismos lo vimos, un campo armado vespucciano.
~En Panamá, los Vespuccianos se intrometen en cuestiones políticas internas >con la intención de crear una situación caótica, y lo logran. Hay violencia >y - en lo que nos incapacitaría a nosotros - prohibición de viajar por el >país.
~Incluso, saliendo de América Central, escuchamos que hay, en tiempos >recientes, recrudescencia de violencia en Colombia.

Lamentamos todos esos sucesos, por los pueblos que los sufren, y, algo egoístamente, nos alegramos de que tendremos que enfrentar sólo algunos de ellos, en Guatemala, Honduras y El Salvador.

¿Qué está pasando en estos momentos en Surinam?  No sabemos; nos interesaría saber.

Todo eso, naturalmente, por ondas cortas de varias fuentes, tanto de América como de Europa; porque ya nos cansamos de buscar algo consistentemente escuchable, localmente, en cualquier tema o medio sea, palabra o música - no tenemos exigencias ya - como quien busca, ni siquiera una perla, tan sólo una cuenta de vidrio, en un tacho de basura y no la encuentra. Nos sorprende y apena este vacío tan contrastante con el feliz encuentro de la emisora universitaria de Mexicali, antes siquiera de haber entrado a México por el lado poniente.

En las ondas cortas, curiosísimo es el caso del país que, en vez de dirigir sus transmisiones a todos los demás países, como lo hacen, recíprocamente, todos los demás países, dirige sus transmisiones a sí mismo: titula sus transmisiones "Buenos días, América" y "Buenas noches, América", y es el país que se denomina a sí mismo "América", ergo se habla a sí mismo - a no ser que sea su hipocresía de, por una parte, negar, en casa propia, a sus vecinos la denominación de América para usurpar América tenazmente para uso propio, pero, por otra parte, dirigirse a dichos vecinos llamándolos torcidamente América, para engañarles y ganar sus simpatías.

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