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Una buena explicación de la maraña de incisiones y de marcas accidentales sería que el hueso sirvió de mesada de corte de alguna materia como piel, acaso por sílex u obsidiana.

Sí, pero hay un problema; y es que algunas de las incisiones fueron hechas antes de la fosilización del hueso, y otras, después de la fosilización, vale decir en épocas vastamente separadas.

A este último enigma se reduce pues, según nuestro arqueólogo, la tronadora exaltación de arqueo-arte americano de 22.000 años, de 39.000 años, atrás - discrepancia ésta de poco importe, en realidad, si se considera que el grupo de paleontólogos aficionados que descubrió el hueso empezó con 70.000 años de antigüedad para, se supone, darle a este arqueo-arte una substancial primicia sobre el arqueo-arte de España y Francia, antes de rebajar sus pretensiones a 30.000 ó 39.000 años, conformándose así con una contemporaneidad más conservativa con el aludido arte europeo.

Evidentemente, aun rebajando las incisiones desde la augusta esfera de arte a marcas del despedazamiento de alguna piel por algún troglodita, el mero hecho de tan antigua presencia humana bien puede desasosegar a más de un arqueólogo arqueófobo.  Que no pierdan ánimo.

He aquí toda una panoplia de argumentos para rechazar malcriadas antigüedades arqueológicas - y especialmente para no tener que cambiar dogmas aceptados.

1. Terremotos pueden haber re-estructurado y confundido los estratos y, por ende, el contexto de los vestigios;

2.   aguas, especialmente torrenciales y accidentales después de tormentas, pueden haber arrastrado huesos y artefactos a un sitio y, por ende, un contexto, diferente del original y verdadero;

3. marcas en huesos pueden haber sido causadas no por actividad humana sino por abrasión causada por arrastre de los huesos contra piedras, bajo el peso y la presión de hielo en deslizamiento;

4. marcas en huesos pueden haber sido causadas no por actividad humana sino por animales de patas unguladas;

5. animales cavadores, por su aflojamiento, o incluso ahuecamiento, del suelo, pueden haber causado el deslizamiento de vestigios a capas más bajas - por lo tanto más viejas, dando así una impresión de antigüedad mayor (falsa) que la verdadera.

Mañana, seguiremos sumergidos en la antigüedad americana pero a profundidades mucho menores, y totalmente fiables.

Mientras tanto, desde aquí, podemos seguir disfrutando de la silueta del Popocatépetl, visible desde lejísimo por todos los lados. Desde Tenochtitlán se veía fácilmente, desde aquí, se ve fácilmente.