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Quizás - bueno, indudablemente - sería evocar una más apropiada imagen del sentir de Cortés en esa ocasión, cambiando la descripción del ambiente de la siguiente manera, como si nosotros hubiésemos llegado no sólo al exacto mismo sitio, como ahora, sino también en el exacto mismo momento y ambiente, algo de 470 años atrás, que Cortés, lo que, en este caso, tiene gran importancia.

Ayotzingo, 470 años atrás. Vibrante puerto; entre verdeantes colinas a nuestra izquierda, y un gran lago sin fin a la vista, surcado de gran tráfico de barcazas de carga, a nuestra derecha.

Aquí fue que Cortés vio sus deseos acercarse etc.  Vide supra.

Sí, Ayotzingo era un puerto entre las colinas y el lago, con parte de sus calles, calles, y parte de sus calles, canales, arreglo que impresionó a los Españoles. Tanta agua y tanto verdor había que el pueblo se llamaba Lugar de las Tortuguitas, que es lo que Ayotzingo significa.

El verdor se extendía por todo su abanico, desde cultivos a bosques. El lago se extendía hasta el propio Tenochtitlán, una distancia, en línea recta, de unos 35 kilómetros, pero algo mayor por la curva convexa de la orilla; y, en realidad, se extendía aun otra distancia igual, incluso un poco mayor, más allá de la capital azteca, Tenochtitlán, en su isla.

De manera que la deprimente aridez que nosotros vemos no es el verdor que vio Cortés.

Del antiguo pueblo azteca, nada queda, salvo un trecho del embarcadero, ahora debajo del edificio comunal.

En la iglesia, hay una estatua de Cristo penosamente flagelado, coronado de espinas, vestido de primorosa moda: una minifalda de encaje blanco.

Según algunas fuentes, y según, sobre todo, los habitantes del pueblo vecino, de Mixquic, el próximo paso de Cortés fue ... Mixquic; pero ... como nos destacó nuestro informante (que se nos presentó providencialmente cuando ya habíamos perdido toda esperanza de encontrar alguien que sepa algo al respecto), es ello sólo un cuento de los Mixquiquenses para usurpar parte de la gloria; más que un cuento, es una imposibilidad porque, cuando Cortés pasó por aquí, Mixquic era una isla.

Lo que nosotros podemos garantizar, ahora que alcanzamos Mixquic, es que, en este momento, Mixquic es una isla fantasma en el medio de una fenomenal tormenta de tierra, de opacidad 100/oo.

Aquí mismo, surge otra divergencia en cuanto al derrotero de Cortés, y más substancial que la menudencia de Mixquic; una fuente afirma que, de aquí, Cortés fue a Texcoco, bien fuera de camino y ni siquiera en dirección de Tenochtitlán mismo; otras fuentes, sin embargo, encaminan a Cortés hacia >>>>>>>>