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Para ir de Bloomington a Saint Louis, decidimos que, en vez de tomar un derrotero más o menos directo, daríamos una vuelta para poder seguir durante algún tiempo el río Mísisipi. Así es que, ahora, nos estamos dirigiendo hacia el pueblo de Quincy desde donde bajaremos a lo largo del Mísisipi hacia San Luis.

Estamos por dejar éstas, las tierras donde el famoso adalid paraborigen Pontiac encontró su muerte en su lucha contra la invasión blanca; nombre que perdura, quizás en algunos corazones paraborígenes, pero ciertamente como nombre de pueblo y como ... marca de automóviles.

Re-re-cruzamos, vale decir que re-cruzamos hacia el oeste, el río Mísisipi; hacia el estado de Mízuri.

Como de medida para pasar la noche, otra vez un parque estatal, pero esta vez, por dentro.

Vino a vernos el encargado del parque para tranquilizarnos de que iba a cerrar la tranquera para que pudiéramos pasar una noche sin problemas ... por parte de borrachos y vándalos.

Confirmación de nuestra teoría y convicción de que - tomando debida cuenta de las variantes que pueda haber de caso en caso - estamos más a salvo pernoctando en lugares donde no es costumbre que se detenga gente que en lugares donde es costumbre que se detenga gente.

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Esta mañana, vamos a ver qué nos ofrece el célebre Mississippi.

Estamos pasando por el pueblo de Hannibal, y no hay manera de no enterarse de que tiene alguna conexión con el conocido escritor vespucciano Mark Twain: hay un museo Mark Twain, hay una cueva Mark Twain, hasta hay pollos fritos Mark Twain.

Al salir del pueblo, nos encontramos en contacto directo con el Mísisipi. A primera vista, en este lugar, no parece gran cosa.

El día está hermoso, todavía más soleado y tibio que ayer. Posiblemente llegará el momento cuando nos cansaremos de sol y de calor, pero, por ahora, es un cambio bienvenido.

También cabe notar que, en el parque donde pernoctamos anoche, escuchamos por segunda vez - y en el parque anterior escuchamos por primera vez - en varios meses, el canto de pájaros proclamando su dominio sobre su pedazo propio de terreno, expresando su sentir y conversando entre sí.  Hasta pudimos escuchar >>>>>>>>