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Hoy, sí, estamos por pernoctar a poca distancia de Veracruz; después de haber viajado con una sensación olvidada desde que entramos a México: la primera ruta buena sin interrupción; bueno - buena, dentro de su angostura; y sin interrupción, salvo los rompemuelles - los topes, como los llaman aquí - asesinos, a razón de dos a seis por cada pueblo.

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Hace un rato, esta mañana, cuando entrábamos a Veracruz, que era costeando la zona portuaria, ¿a quién encontramos?: a la expedición checa, esperando el despacho a plaza de un juego de seis neumáticos mandados desde Chequia, neumáticos especiales, inhabitualmente mullidos considerando su capacidad de carga, para cambiarlos por los neumáticos ahora puestos, aun cuando todavía buenos - pero, como nosotros, no pueden esperar a lo último y óptimo económicamente, cuando sea necesario, sino que tienen que hacerlo cuando es todavía logísticamente factible, aunque sea económicamente ineficiente.

Hablando algo más, aprendimos que, cuando los Vespuccianos en la frontera de salida empezaron a revisar el vehículo checo - lo que, se hizo obvio, iba a ser tuerca por tuerca - con varios Vespuccianos dentro del vehículo, los Checos quisieron que, por lo menos, uno de ellos estuviese también adentro, por natural supervisión de las pertenencias y del procedimiento; entonces, los Vespuccianos agarraron a los Checos, los encerraron en una habitación y ahí los guardaron incomunicados durante las tres horas que tardó la revisación. Les preguntamos cómo consideraban a los Vespuccianos después de eso: "blbci" (idiotas).

Ahora, a ocuparnos de cosas prosaicas pero imperativamente inevitables: rellenar la pulpería y, más que eso, ver, en esta ciudad grande, si hay o no hay jugo de fruta y agua potable en esta parte de México, ya que, en la parte occidental, nunca encontramos - salvo agua, supuestamente potable pero de origen desconocido, por lo tanto dudoso, y en grandes, pesados, incómodos, jarrones de vidrio sólo para entrega domiciliaria.

Nos rebuscamos el supermercado de mayor categoría de Veracruz; tiene amplio frente, algo de 30 cajas de salida, 80/oo de su superficie con cualquier cosa menos comida, y, al fondo, algo que, en Vespuccia, sería un supermercado de cuarta categoría en una ciudad estancada - las ciudades progresistas a tales supermercados no se rebajan.