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~ En otra noticia, sin relación con este desastre, se reveló que, según un estudio independiente de la propaganda del gobierno, no hay agua de canilla en toda Vespuccia apta para consumo humano; se encontró, en una serie de análisis, no menos de 2.000 contaminantes químicos en el agua de canilla, 200 de los cuales son conocidos carcinógenos. Parece que incluso ciertas aguas embotelladas como puras para consumo humano no logran deshacerse por completo de esta maraña química.

Alguien de la gerencia del supermercado vino a avisarnos que vecinos se quejaron de nuestra permanencia en el estacionamiento. Es absolutamente increíble esa paranoia, esa estrechez de espíritu y, además, esa impertinencia, metiéndose en asuntos que no les competen ya que estamos en propiedad particular con permiso de la gerencia del predio, del otro lado de la calle y del otro lado de una pared de donde están los vecinos. Ya nos tarda estar otra vez en un ambiente más sociable o, cuanto peor, indiferente, como en México; y tendremos repulsión volver, más adelante, a este ambiente de miedo e idiotez parroquiales. Felizmente, la gerencia del supermercado sólo nos comentó, y nos dejó aquí en nuestra residencia debajo de la palmera. Le quedamos muy agradecidos, no solamente por nuestra comodidad sino también por la belleza de su entereza de carácter.

Seguimos preguntándonos por qué no sentimos este aspecto repugnante del ambiente vespucciano durante la primera parte de esta Expedición, salvo el caso en Nueva Inglaterra. Nos preguntamos qué aspectos nuevos - para peor o para mejor - descubriremos en México durante nuestra segunda estadía allí.

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Hoy, milagro. Una fina fisura de Sol - ciertamente no más de 20 minutos, antes de que se cerrara el telón gris herméticamente otra vez; y otro milagro fue que hayamos detectado el primer milagro preparándose, de manera que, dejando lo que estábamos haciendo, como y donde estaba, nos precipitamos de nuestra palmera a la prohibida estatua de los peces. Recompensa de una permanente vigilancia y de una rápida reacción, tuvimos unos minutos de merced para lograr lo que parecía imposible, condenado - unas fotografías de la esbelta vivacidad piscaril fijada en estatua; como siempre, sin ninguna garantía de resultado satisfactorio.


Una estatua muy llamativa

Quizás tendría que ser esta efímera fisura una señal de seguir viaje mañana, a pesar de estar todo otra vez gris, húmedo - bueno, el viento nunca amainó.

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