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Cuando se prende una tal vela, ilumina no sólo hacia arriba sino también, por ventanitas de translucidez, en varios lugares de sus costados, aunque la llama esté todavía lejos encima de dichas ventanitas; estas ventanitas son el resultado de haberse hecho algunos de los cortes en la camisa bastante profundos como para alcanzar el núcleo; y la conducción de la luz hacia abajo por translucidez se debe a la pureza de la parafina del núcleo.

Así son estas candelas, tan imaginativas - y tan diferentes de la imaginación de las velas de Georgetown.

Y así, estas velas, y aquellas de Georgetown, nos dan un ejemplo del ingenio humano para aprovechar un medio tan limitado, de maneras tan diferentes.

¿Hay por ahí una tercera manera de hacer velas, diferente de estas dos? No nos la podríamos imaginar, pero no nos extrañaría.

Mañana, por ser domingo, sería inútil estar en San Antonio, nuestra próxima meta, tanto más que nos esperan desagradabilidades, como tratar de solucionar el zumbido del motor en aceleración. Nos quedaremos en nuestro aeropuertito aquí, de apacibilidad y silencio perfectos.  Nadie a la vista, nada se mueve.

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Hoy, domingo, fuimos al pueblo; no por necesidad o estudio sino simplemente a darnos un gusto, a comprar pasteles, pasteles super-especiales, pasteles con amapola. Es que Fredericksburg tiene más de alemán que su nombre; muchos patrónimos son alemanes; muchos negocios ostentan un cartel de bienvenida no con un simple Welcome sino con un Willkommen; hasta perros deben de entender alemán: en un negocio de comida, vimos un cartel dirigido a perros rezando "Wir müssen draussen bleiben"; y nosotros fuimos a una de las pastelerías alemanas, a comprar esa delicia centro-europea, totalmente ignorada fuera de los círculos entendidos, pasteles con amapola - molida, cocida con especias, en leche, cuando es casera, no sabemos en qué, cuando es comercial.

Este anochecer, no más Guatemala, México ni canciones brasileñas, en el éter; seguramente fue una aberración de rebote radial.

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Esta mañana, hacia San Antonio; no por la autopista, no por la carretera grande - por caminos rurales, en ondulaciones cada vez más serranas, con horizontes cambiantes, y con semi-aridez.