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Es realmente increíble, la estrechez, la idiotez, que ello significa. Nosotros creíamos que este tipo de denuncias de unos por otros, y denuncias anónimas por colmo, se da solamente en dictaduras, y sabemos que no se da en los demás países de América, ni siquiera en las supuestas dictaduras; pero, nos dijo otra vez la policía, no es nada personal - reciben un término medio de veinte denuncias anónimas por día, entre los propios vecinos del pueblo.

Claro, con un pueblo de unos 13.000 habitantes, y nada menos que 22 iglesias de otras tantas facciones, o sea unos 600 habitantes, incluyendo los recién nacidos, por iglesia, acusándose los unos a los otros de ser heréticos o por lo menos semi-heréticos, ¿qué otra cosa se puede esperar?

Y nos intimó la policía que, si bien, en el momento, no tenía razón para desalojarnos, no toleraría, después del anochecer, nuestra presencia en ninguna calle de la ciudad; que no tenía nada personal contra nosotros pero que tenía que cumplir ordenanzas de la comuna.

De vuelta, pues, en el estacionamiento de la fábrica.

Comentamos el caso al dueño, y él sólo movía la cabeza como quien sabe muy bien qué pasa en su pueblo.

En el pueblo vecino, de Round Rock, ocurrió algo muy peor: hubo una explosión e incendio de vagones de ferrocarril llenos de productos químicos; hubo que evacuar unas 5.000 personas por gases tóxicos. Esperamos que los vientos no soplan de allá para acá.

Nos descubrió una periodista de una pequeña publicación local; es nuestra política nunca - salvo que medie una justificación convincente - rechazar un periodista, si bien gana, ahora, no nos faltó, después del desastre de Houston. Por lo menos, nos divertimos probando un nuevo jueguito que se nos ocurrió hace poco:
- cuando nos preguntó a dónde iríamos ahora, dijimos "a los Mexican United >>States";
- nos dijo ella que estamos en los "United States";
- repetimos "Mexican United States", destacando "Mexican";
- nos dijo ella "oh, you mean New Mexico" [oh, quieren decir Nuevo México];
- dijimos, "no; a los 'Mexican' 'United States'".

Fue delicioso verla perdida; pero le explicamos.

No tenía noción de otros Estados Unidos que los gloriosos suyos, y qué revelación le fue escuchar que estos otros Estados Unidos incluso tienen un nombre, México, que sus Estados Unidos de ella no tienen nombre, que tuvimos que darles el nombre de Estados Unidos de Vespuccia para poder referirnos a ellos. Para buena medida, le desarrollamos el tema de que todos los habitantes desde Chile a Canadá son tan americanos como ella, y que ellos, además, tienen un nombre de nacionalidad, algo que ella y sus millones de compatriotas no tienen.