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soberanías, diez banderas diferentes, en estas partes; más todavía de lo que ya nos parecía mucho cuando eran siete u ocho banderas en otras partes.

Escogimos, como siempre, evitar la ruta directa, innocua si no enojosa, y seguir rutas segundarias, con interés agregado, esta vez, ya que se entrelazan con los meandros y restos de meandros del Mísisipi.

Estos meandros enormes, en todos los estados de evolución, desde apenas insinuados hasta casi por completo cerrados, y estos restos de meandros, ahora como medias lunas acuáticas de todas curvaturas y extensiones, son algo para reflexionar. Los meandros amputados tienen una agua drásticamente diferente del agua del río vivo, mucho más limpia, reflectiva, por haber dejado asentar, en su inmovilidad, las partículas en suspensión que las aguas del río vivo siguen transportando.

Claro que todo eso, en su globalidad, es un concepto en el mapa o en la cabeza; en la realidad, se ve sólo pedazos de agua por aquí y por allá.

Aquí también, hay esos diques de retención faraónicos como en el Delta, con el mismo resultado de cortar, inundaciones del Mísisipi, a veces, y la vista, siempre.

Ahá, descubrimos un trecho del dique lateral con una huella de ripio a lo largo de su lomo.

Ahora, desde nuestro belvedere, vemos los dos mundos.

║ A nuestro lado derecho, o sea alejándose del Mísisipi, perfectas llanuras agrarias protegidas contra las inundaciones del Mísisipi ... pero también despojadas de su sustento de fertilidad anual aportada por las inundaciones que ocurrirían sin los diques; y también, paradójicamente, si bien en realidad, muy lógicamente, llanuras agrarias expuestas a otras inundaciones, por los riachos locales que, ahora, no tienen cómo verterse en el Mísisipi y crean sus propias inundaciones.

║ Y a nuestra izquierda, o sea hacia el Mísisipi, una zona desahuciada, de bajos, bosques y bañados, de anchura variable, pero bastante ancha para dejar el río Mísisipi fuera de vista, aun desde nuestra percha.

Este viajar por ripio nos hace sentirnos en tantos otros lugares de esta Expedición.  Los guarda-ganado vivifican las memorias.

Ahá, llegamos al punto crucial de la titánica lucha entre el Mísisipi y los hidrólogos, oportunamente descrita: el Mísisipi, a nuestra izquierda, el este, tratando de adoptar el río Atchafalaya, a nuestra derecha, el oeste, como su nuevo lecho hacia, y por, el Delta hacia el mar, y los hidrólogos empecinándose en prohibírselo por un complejo de varias estructuras.  Debe de >>>>>>>>