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ahora ubicados, aislados, separados, inútiles, en el otro lado, oriental, del río; y, a veces, en ambos casos, recíprocamente, con pedacitos reducidos a islas estranguladas por un meandro que se cerró, sin contacto ni de un lado ni del otro.  Bastante asombrosa lección de geología en acción.

*) En cuanto a la hacendosidad en el delta, siempre, desde que el Mísisipi fue el Mísisipi, sobre cuántos milenios geológicos, cuando la Naturaleza seguía libremente su lógica, el Mísisipi tuvo el incontenible impulso de arrastrar, llevar, y depositar en su delta, centenares de miles de toneladas de aluviones, y, con ellos, de ir permanentemente agrandándolo por decenas de metros anuales hacia el mar - entre 20 y 90 metros, según varios cáculos, en las épocas recientes cuando se emprendió tales mediciones - permanentemente remodelándolo; y, como para ir equilibrando su obra, cambiando, cada pocos milenios o siglos la dirección de sus bocas de efluencia al mar - siete veces, en los últimos 10.000 años.

Pero, hay las interferencias de los susomencionados problemas.

*) Por una parte, un problema con otro aspecto de la Naturaleza misma. Problema, a pesar de su magnitud geológica, tan marginal que, en estas últimas décadas, perdió relevancia práctica inmediata, como consecuencia y resultado de los otros problemas, causados por las ingerencias humanas; de manera que se puede hablar, por ahora, de este problema en tiempo pretérito.

Resulta que, en sus geológicamente recientes expansiones, el delta alcanzó, en una parte de su frente, el borde mismo de la plataforma continental, donde las profundidades submarinas caen de los confortables y estables 10 metros, repentinamente, a 200 metros, por lo que los aluviones caían al abismo y no podían seguir expandiendo el delta en esa dirección. Problema que, aunque tuviera relevancia práctica en curso - que no la tiene - sería menor porque el delta podría seguir expandiéndose en otra dirección.

*) Por otra parte, problemas mucho más graves - con ingenieros humanos.

Por un lado, debido a las docenas de represas que cortan el Mísisipi, que interceptan así los centenares de miles de toneladas de aluviones que así ya no llegan al delta, el delta, tal como está ahora, no solamente ya no crece, ni siquiera está parado, sino que va desapareciendo, desapareciendo a razón de unos 100 kilómetros cuadrados por año, y a paso cada vez más acelerado, porque los aluviones sedimentados anteriormente a este estado actual se van asentando, compactando, y al no recibir nuevos aportes de aluviones para consolidarlos, desaparecen debajo del nivel del agua, y el mar recobra su espacio.

Por otro lado, en el delta mismo, los muchos canales artificialmente abiertos donde no había comunicaciones de agua, impiden que las aguas del río y las aguas del mar se queden estabilizadas en sus respectivas regiones, por lo que >>>>>>>>