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De tardecita. Todo este día, al mismo tiempo que disfrutábamos el hermoso tiempo, también disfrutábamos la perspectiva de empezar, por fin, a viajar nuevamente, y con tan hermoso tiempo; pero, lamentablemente, ya no. Hace un rato, al bajar a la ciudad, a rellenar la pulpería para la cena, en camino tuvimos que aceptar la infausta evidencia de que algo sacude en la zona del motor y anexos, algo seguramente relacionado con la cirugía del otro día. ¡Qué barbaridad! Mañana pues, como primera cosa, al taller. ¿Qué nos espera? ¿Desarmar todo otra vez? ¿Algo menor? Felizmente, no hay apuro, no hay apremio, no se trata de salud personal; nosotros de salud, gracias a Dios, estamos muy bien.

Idea a último momento, pero demasiado tarde hoy, en la oscuridad, para comprobarla: ¿podría ser alguna bujía suelta?

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Esta mañana, como primera medida, sí, había un cable de bujía totalmente suelto. Pregunta: ¿hay relación de causa y efecto con las sacudidas?   A probar.

Alivio; no hay sacudidas; sólo susto fue. Pero se fue el valioso tiempito del amanecer; hoy, no saldremos - por lo tanto, mañana, tampoco, y el día siguiente y el siguiente, tampoco; siempre por la cuestión de combinación de días. No importa. Mientras, se van los huracanes; y algo para hacer, con toda seguridad, encontraremos, algo substancial sin duda, si bien todavía no sabemos qué.

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Pasaron días; mucho más días de lo que hubiésemos anticipado - y no parecen muchos y no parecen largos.

Es que la combinación de circunstancias externas y de condición mental que nos infiltró, es perfecta: la apacibilidad de nuestro bosque en su cumbre 300 metros encima, y un poco fuera, de Huntsville, como en una península inaccesible por todos los lados salvo uno, incluso totalmente libre, por suerte, de aviones; la comodidad de la casa de baños, incluso con duchas calientes, y del lavadero de auto-servicio, partes del campo de concentración turístico al lado del bosque pero a nuestra disposición; la relativa facilidad de contacto con la ciudad; la variedad y calidad de comestibles; todo ello hace posible lo que probablemente sería imposible en un lugar menos sereno - el semi-ensueño durante horas ininterrumpidas, a través del cual va filtrando, del abismo del olvido hasta reaflorar como recuerdo, la consciencia de por lo menos parte de cuanto hemos aprendido, visto, hecho, en lo que va de la Expedición; una toma de consciencia, aunque parcial sin la lectura de las >>>>>>>>