español english français česky

Mañana, hacia nuestra nueva meta, otro sitio arqueológico, esta vez en una cueva.  Veremos.

. .
*

Viajando sin apuro, por la agradabilidad de una variedad sin extremos; suaves curvas y contracurvas; suaves subidas y bajadas; todo, reflejo de suaves ondulaciones topográficas; todo, verde: bosques alternando con praderas, y praderas con bosques; casitas esparcidas, de todos los tipos ya descritos oportunamente; como siempre, nadie a la vista.

Es esto, también parte del territorio que era de los hacendosos Chiluc-quíes, conocidos como Chiroquíes, hasta que, un día, les cayó encima, a ellos también, el flagelo blanco.

Vamos a pernoctar en el estacionamiento de un mercado en el pequeño pueblo de Summerville. El dueño no encontró cosa mejor que llamar al periódico local para hacernos una entrevista. De paso, le dará publicidad a su negocio. Astuta idea, ¿no cierto?

. .
*

Esta mañana, estamos siguiendo hacia el norte, por el territorio, el ex-territorio de los ex-Chiroquíes; pero ahora la memoria de éstos se hace más tensa, más presente, porque nos estamos aproximando al lugar geográfico de su desgracia más célebre a manos de los Blancos, famosa a punto de haber pasado a la posteridad hasta hoy mismo como una infame legenda que se conmemora cada año, justamente ahora, en verano.

El desmembramiento de los Chiroquíes fue así. Un drama en tres actos y un epílogo.

Acto I.

Blancos a los paraborígenes: "Muévanse, indios, y hagan algo" - según la modalidad blanca, se entiende.

Los Chiroquíes así hicieron.

En los años 1780-1790, empezaron, y se apegaron a, cría - de vacunos, ovinos, porcinos - herrería, molinería, hilandería, tejeduría; y, a principios del siglo siguiente, se habían vuelto muy expertos en todo ello, y también habían agregado construcciones viales, barqueo e instrucción escolar.

De hecho, alrededor de 1820, Sikuayi, más conocido como Sequoya - como los árboles gigantes que fueron nombrados en su honor - inventó un "silabario", y >>>>>>>>