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El caso ocurrió en el local de fotocopias donde esperábamos las fotocopias de nuestras anotaciones. Apareció frente al local, o sea alrededor de nuestro vehículo, un hombre de un tipo del cual habría que cuidarse, que fuese blanco, negro o verde. Nosotros, cautelosos como somos siempre, estábamos muy alertas. Cuando el hombre por fin se alejó, uno de los parroquianos nos hizo el comentario que sí, que, con esta gente, hay que tener mucho cuidado; claro que él se refería a la negrura del hombre. En el norte, en semejante situación, los Blancos hubiesen quedado totalmente impasibles, cada cual guardando para sí el secreto de sus pensamientos.

♦ Incidentalmente, nosotros, hasta ahora, nunca tuvimos que quejarnos de un Negro, siempre fue de algún Blanco.

♦ Desde que nos establecimos en Hickory, el tiempo está bastante tormentoso, con frecuentes aguaceros, cada vez con acompañamiento de relámpagos y truenos, ofreciéndonos hermosos cambios de nubes desde nuestro belvedere en el aeropuerto.

Las ambituras diurnas oscilan en los 35 grados centígrados, pero el Sol quema mucho más de lo que sugieren las ambituras; y las nocturnas oscilan entre 23 y 25 grados.

♦ Escuchado por radio.

~ Violencia en Haití; veinte muertos en los disturbios callejeros. Lo que menos hubiésemos esperado en un país con una larga dictadura derrocada, una nueva constitución aprobada, y elecciones supuestamente a la vista. ¿Cómo hubiese sido nuestra estadía con una tal conmoción ocurriendo entonces?

~   Panamá: demostraciones callejeras antivespuccianas por indeseada ingerencia vespucciana en asuntos internos panameños.

~ Se anunció otra marcha del Ku Klux Klan. Nos gustaría aprender algo substancial y neutro respecto a dicha organización.

~ Y sigue cada día la super-fascinante radionovela respecto a la organización casi gubernamental paralela al gobierno oficial, tomando decisiones y haciendo cosas paragubernamentales, con documentos falsificados, documentos destruidos, misiones secretas, un enredo que ningún novelista podría inventar en todos sus suculentos detalles. Ah, pero nos estamos otra vez delatando. ¿No quedamos en que todo es sólo una radionovela?

♦ Aquí, en el aeropuerto, a más del tráfico de avionetas particulares, hay un servicio regular de enlace con la vecina ciudad de Charlotte, a sólo 75 kilómetros, con dos rasgos sorprendentes. Un rasgo, la frecuencia de vuelos; entre este pueblo inextraordinario y aquella ciudad inextraordinaria: ocho idas y ocho vueltas cada día. ¿Para qué tanta gente viajará cada día? Otra esclavitud del modernismo, se nos ocurre.