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Recorriendo el istmo; de sur a norte. A nuestra derecha, el océano Atlántico, a nuestra izquierda, el - bueno, el tema de nuestras enigmáticas insinuaciones en días pasados, y de nuestra diversión con el desconcierto de nuestros interlocutores en días pasados, incluso en las recientes entrevistas - el famoso mar de China y Japón.

Ni siquiera nuestros entrevistadores, de la televisión y del diario - gente que se supondría empapada de historia local - tenían la menor noción de él; pero todo el mundo lo encontró de mucho interés, el mar de China y Japón de Giovanni da Verrazano.

Nosotros ya encontramos a Verrazano varias veces, al principio de esta Expedición, pero de manera diseminada - cuando el interés está en la historia global de Verrazano.

Momento y lugar perfectos para cristalizar el asunto - y destacar dos cristales bien increíbles.

En 1513, 21 años después de Cristóbal Colón - por casualidad en el mismo año cuando Vasco Núñez de Balboa fue guiado por los paraborígenes de Panamá al océano en ese momento todavía no Pacífico - aquí, se conocía, de la costa atlántica de América del Norte al sur de Nova Scotia - "ya", por el poco tiempo transcurrido, "solamente", por el inmenso resto todavía por descubrir - la parte correspondiendo a la Florida de hoy, por la navegación, en aquel año, de Ponce de León desde el Caribe y de vuelta.

En 1520 - por casualidad en el mismo año cuando Fernão de Magalhães / Hernando de Magallanes se empeña con su estrecho - una navegación de Lucas de Ayllón, también desde el Caribe hacia la Florida, nada agrega a la situación.

Es entonces, en 1524, que interviene el rey de Francia, mandando a este Italiano Giovanni da Verrazano para llenar el vacío y ver si hay o no hay el siempre anhelado pero todavía no descubierto estrecho hacia el otro mar, el oeste, y las riquezas de Cipango y Catay.

Verrazano se coloca, pues, en la aproximada latitud alcanzada por Ponce de León, aproximadamente el deslinde norte de la Florida de hoy, y aproa hacia el norte.