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Es un edificio muy español, un monasterio español eregido indudablemente en 1141, ah, pero, en España; y luego, en 1927, desmontado piedra por piedra, traído a Vespuccia, y luego, en 1952, rearmado piedra por piedra, aquí, en Miami.  Así es el deleite y el arte de lo teatral entre los Vespuccianos.

Lo más curioso de este monasterio no es el monasterio sino la logística de su transplante.

Así aprendimos que hace falta más de 35.000 piedras para construir un monasterio español respetable; que dichas piedras, cuidadosamente numeradas, fueron empaquetadas en 10.751 cajas de madera; que, a su llegada, 23 obreros necesitaron 90 días para abrir las cajas; que, cuando los obreros terminaron, se encontraron con una colina de siete toneladas de clavos, y con las piedras repartidas sobre no menos de ocho hectáreas; y que el trabajo de rearmar el monasterio duró 19 meses.

Por otra parte, ojo, muchas piezas del mobiliario y de adorno no son del monasterio original, ni siquiera del siglo XII; fueron juntadas de varias otras partes de España, y datan mayormente del principio del siglo XV.

 La otra construcción, según se propone, también es extra-continental y también es precolonense - si es que existe según lo afirman los rumores. Se trata de unas fundaciones, en la ribera del río Miami, no lejos de la costa presente del mar (justamente donde nosotros nos re-encontramos con nuestro vehículo); fundaciones con características circulares que sugieren un puerto de estilo cartaginense - por lo que tales especulaciones valgan. Pero, para mayor misterio, fundaciones circulares que las habituales despreocupación y codicia de empresarios constructores - quienes levantaron un edificio sobre el emplazamiento - obliteraron o por lo menos cubrieron, imposibilitando nuevas búsquedas y especulaciones. Debajo de una casa de departamentos en la plaza Dupont. Justamente en una situación análoga, durante nuestra estadía aquí, escuchamos protestas contra el daño que causaría un proyecto urbanístico a construirse en un sitio de interés arqueológico.

M De interés más inmediato para nuestro futuro.

… Hará una semana atrás, uno de los espléndidos puentes de hormigón de las magníficas superautopistas vespuccianas se desplomó, de un pedazo, en un segundo, sin previos indicios, tragándose tres coches y un camión. Días más tarde, se anunció que otro tal puente se había desplomado y que, a raíz del primer desastre, se había hecho una inspección de otros puentes, encontrándose unos sesenta deficientes.  Será una paradoja haber sobrevivido las docenas de >>>>>>>>