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El silenciador que tenemos no está tan mal que tengamos que someternos a la sangría.

►▪ Otra cosa necesitando arreglo era nuestros grabadores. Más sorpresas desagradables en la atención al público; o falta de atención, o quizás explotación del público.

  ▪ Nada más que para mirar el desperfecto, querían cobrar un importe que, multiplicado por los tres grabadores, equivalía al precio de un grabador nuevo.
  ▪ De todos modos, había una espera de quince días para sólo revisar el desperfecto.
   ▪  Y recién luego se hablaría de hacer el arreglo, siempre que tuvieran los repuestos.

  Decidimos comprar grabadores nuevos, lo que realmente nos pareció que sería como comprar pancitos, en un país como Vespuccia, especialmente tratándose de grabadores chicos, de mano, sin pretensiones de calidad acústica, con la sola exigencia de una toma para micrófono de control remoto. Ah, pero no sabíamos qué experiencia increíble y desagradable nos esperaba.

  En varias horas de corridas a quizás diez o doce negocios, algunos de ellos, grandes y especializados en el ramo, nos encontramos con la misma falta de existencia, salvo en un negocio donde les quedaba una sola unidad, y, por colmo, rayada y manoseada.  Por desesperación, la compramos.

  Hubiésemos esperado una mejor disponibilidad de mercadería y una más agradable y eficiente atención al público. Parece que estamos descubriendo un aspecto de Vespuccia que no habíamos tenido la oportunidad de enfrentar al principio de la Expedición, por la simple razón de que teníamos todo nuevo sin necesidad de arreglos, y lo nuevo lo conseguimos sin dificultad en Nueva York. ¿Cómo es realmente Vespuccia, como Miami o como Nueva York?

►▪  En cuanto a nuestros relojes, cuatro de ellos - incluso uno que, aun cuando supuestamente impermeable al agua como todos, por alguna curiosa causa inexplicable por nosotros, se había llenado de condensación de humedad cuando cruzamos el Darién y, otra vez, en la selva amazónica - no hubo problemas en esa relojería hispana. Es cierto que el relojero llegó atrasado media hora, pero de inmediato abrió los relojes, de inmediato dio el presupuesto, y al día siguiente los relojes estaban listos.

►▪ Otro deseo nuestro que quedará insatisfecho en Miami es la revelación de nuestras fotografías acumuladas desde São Paulo. No es que falten laboratorios, hay una plétora, pero ninguno reuniendo todas las condiciones que buscamos: un equipo de cierta marca, un papel de cierta marca, un personal de buen criterio y buena voluntad, y el uso de guantes. Ninguno de los que vimos, y vimos muchos, utiliza guantes para el manejo de los negativos.

Así fue con los problemas que trajimos con nosotros a Miami.