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realidad, las extrañas tumbas son colmenas que los reclusos voluntarios ahuman para trabajarlas, como lo haría cualquier apicultor en cualquier parte.

El vodún no se dirige sólo a la espiritualidad; incluye también todos los sentidos. Es una verdadera ópera dramática, pero en un ambiente no de ostentación sino de humildad, con invocaciones, monodías, salmodias, decoraciones, drama de muerte de los sacrificios, drama de transfiguración de las posesiones; y con la marea de los tambores.

Hay cuatro tambores, de cuatro tamaños diferentes. Mejor dicho, hay tres tambores más uno.

El mayor se considera habitado por un espíritu, se considera sagrado, y puede ser más grande que su tocador. No logramos enterarnos de qué función musical tiene.

Los otros tres tambores son inseparables, entre sí y de las ceremonias vodunenses. Son inseparables porque sus respectivos motivos rítmicos se entrelazan entre sí, y porque contribuyen a, incluso crean, los varios estados anímicos de las ceremonias. Se los considera tan poderosos que, a veces, los reglamentos de policía los prohiben. Se los considera tan indispensables que, en caso de prohibición, se los imita por otros medios.

Otros aportes sonoros son como sigue.

Conchas marinas; y no nos extraña, cuando nos acordamos del sonido de las >conchas marinas de los músicos aztecas en Guadalajara, si no nos equivocamos.
Látigos, por sus chasquidos.
Algo hecho de dos calabazas vacías colocadas en un recipiente con agua y >percutidas con varillas para crear un sonido apto para rituales fúnebres.
Campanillas para la llegada de los espíritus.

El vodún es una religión que podría parecer politeísta ya que se dirige nunca a un dios único sino a una multitud de dioses y espíritus; pero se puede considerar monoteísta porque reconoce el dios supremo del animismo africano, Maú. Lo que ocurre es que este dios Maú parece tan inalcanzable que es más concebible dirigirse a dioses menores como intermediarios, un poco como los santos cristianos - de hecho, como dicho, algunos santos cristianos, con sus debidos nombres, aparecen resueltamente en las ceremonias vodunenses. Además, un vodunante no tiene inconveniente en unificar el dios Maú y el Dios cristiano.

El vodún es una religión sin escrituras sagradas.

Algunas ceremonias son secretas, algunas, públicas.

Volverse sacerdote requiere años de estudios y una fuerte constitución física.