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ST  Otras ruinas de la génesis española en América, ahora.

Ruinas de un pueblo fundado un año más tarde que Concepción de la Vega; pero también ya durante el segundo viaje de Cristóbal Colón, y por no menos que el ya mencionado Bartolomé, hermano del Gran Almirante - si bien hay eruditos (locales, naturalmente) quienes insisten en que lo fue por el propio Cristóbal Colón.

Es Santiago - más ceremoniosamente, Santiago de los Caballeros, también por su venerable nacimiento; tan venerable que la ciudad de Santiago de hoy, centrada a unos 5 kilómetros de las ruinas, se apropia el orgullo de ser el primer Santiago de todos los Santiagos de América. Estas ruinas tienen el mismo valor histórico que las anteriores, pero ninguno intrínseco.

Sorprendentemente, se encuentran en manos particulares. La familia que las posee desde hace generaciones hizo sus propias construcciones aprovechando las ruinas anteriores - por ejemplo, aprovechó parte de las ruinas de la iglesia de los Españoles para edificar una capilla menor - construcciones que, a su vez, se desmoronaron en ruinas; por lo que, hoy en día, hay dos épocas de ruinas.  Parece que el gobierno va a comprar el sitio.

De gran interés fue hablar con el dueño actual. Recalcó que es dueño de las tierras pero que las ruinas son de la humanidad. Un caballero con manos de labriego y botas de goma, pero de una cultura cuya vastedad nos fue sorprendiendo más con cada minuto que hablaba. Por otra parte, mirándole la cara, nos parecía un poco extraña, como fuera de lugar, hasta que, de repente, nos dimos cuenta de por qué: una cara blanca, no sólo de tez blanca sino de rasgos de la raza blanca. Y así, por contraste, nos dimos cuenta de que, hasta ahora, habíamos quedado ciegos al color de la inmensa mayoría de los Quisqueyanos, en todas las gradaciones imaginables entre tostadito clarito y negro bien negro.

De todos modos, con las ruinas aquellas, de Concepción de la Vega, y éstas, de Santiago de los Caballeros, estamos realmente en el corredor de la primera invasión; a sangre y a fuego, porque, para entonces, los indígenas ya habían sido obligados por los desmanes de los Españoles a abandonar su acogedora afabilidad original y defendían como podían sus tierras y su gente contra los invasores.

Uno de aquellos primeros enfrentamientos que quedó célebre fue la batalla de la Vega Real en el valle de las ruinas homónimas. Fue cuando el ya citado cacique taíno Guarionex fue el primero en sublevarse, en el muy temprano año 1495, contra los invasores con, se dice, miles de hombres contra sólo 200 Españoles, solamente para sufrir el salvajismo de éstos.

El Santiago de hoy se yergue en un mar de yuyos de drogadicción. Hay, no ilógicamente, un Museo del Tabaco, y fábricas de cigarros; pero siendo hoy sábado, veremos a nuestro regreso por aquí.