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- No, eso no puede ser, descarta rotundamente el Subsecretario Técnico; >>habremos escuchado mal o entendido mal; qué disparate sería éste. No, >>insistimos, así nos dijo y repitió el Señor Colector.

Agarra el teléfono. Con el Colector. El Colector confirma: 10/oo del valor del coche nuevo, aunque tenga 160.000 kilómetros, para pasar de un barco a otro sin salir del muelle. El Subsecretario se escandaliza. Ahora él nos está convenciendo a nosotros que no puede ser, que es una locura. Llama de vuelta al Colector y le da diez minutos para llamar al Director General de Aduanas y encontrar alguna solución, y nos asegura que si la solución no aparece, él va a ir con el escándalo directamente a la Presidencia de la Nación, que los tres vamos a ir.

Sin novedad del Colector, llama la Presidencia. Explica el caso. Nos embarca en el coche oficial de la Secretaría con chofer y ahí vamos. El Subsecretario de la Presidencia, ya enterado por la conversación telefónica, nos pide disculpas en nombre del Gobierno, nos explica la situación por el caos y la corrupción dejados por el gobierno anterior - en los primeros cinco meses de este nuevo gobierno, se descubrió, entre otros fraudes mayores, dos mil coches robados en Vespuccia y traídos con documentación falsificada, y de contrabando, vale decir con la connivencia de empleados de la aduana - nos pide disculpas nuevamente, y dice que eso lo va a solucionar de inmediato.

Telefonea al Director General de Aduanas. Resultado: en cinco minutos, tenemos carta en mano, con membrete de la Presidencia de la Nación y firmada de puño y letra del Subsecretario de la Presidencia, al Colector, autorizándonos a retirar el coche sin fianza. (Nosotros le habíamos sugerido al Subsecretario de la Presidencia la mínima solución de pasar el vehículo de un barco a otro sin tener que pagar el 10/oo pero al Subsecretario de la Presidencia le pareció más atenta su solución.  A nosotros, también; con toda nuestra gratitud.)

El propio Subsecretario Técnico de Turismo nos lleva con su coche y chofer al puerto. Entregamos la carta al Colector. El la lee y, para gran sorpresa nuestra, nos manda con ella ... de vuelta a la sección jurídica de la Dirección General de Aduanas. No entendemos, ya que la carta está dirigida a él; pero qué podemos hacer.  Vamos.

Otra corrida por media ciudad. De la sección jurídica, la carta y nosotros vamos, de inmediato, al despacho del Director General de Aduanas, pero éste no está.  Nada se puede hacer hasta mañana.

Quedamos con la duda: ¿Por qué nos mandó el Colector de vuelta a la sección jurídica? Menos mal que, ahora, tenemos para nosotros al Subsecretario Técnico de la Secretaría de Turismo y al Subsecretario de la Presidencia de la Nación.