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Confiadamente - el optimismo es la clave para sobrevivencia emocional y psicológica - a lo del Colector. Seguramente habrá recibido el oficio de la Dirección General de Aduanas y quizás habrá hecho algo.

No.  Nada ... Ni siquiera recibido.  ¡Un día - otro día - perdido!

Colector llama la sección jurídica de la Dirección General de Aduanas. Por lo menos, el buen hombre no se esconde detrás de algún fatalístico "hay que esperar". Ahora lo van a mandar, le contestan. Pero ¿por qué esa gente no cumplió su promesa, o simplemente con su deber?

Volviendo de lo deprimente a lo constructivo, preguntamos qué pasará cuando reciba el oficio. Habrá que ir a comprar tres diferentes formularios. ¿A dónde? Ni aquí, en el puerto, ni en la Dirección General de Aduanas, ni en la Secretaría de Finanzas, sino en la Dirección de Rentas, un cuarto lugar de la ciudad. Uno de los formularios será para la fianza.
- ¡¿Fianza?! ¿Y nuestro documento de garantía internacional que nos sirvió en > tantos países?
- Aquí nunca nadie vio tal documento, todo va por fianza bancaria.
- Pero no conocemos nada ni nadie. ¿No sería más simple pasar el coche de un >>barco a otro y seguir viaje?
- 10/oo del valor del coche, nuevo.
- Pero si tiene 160.000 kilómetros encima.
- 10/oo del valor del coche, nuevo.
- ¿Y la fianza, entonces?

El buen Señor Colector tiene una idea: que vayamos a la Secretaría de Estado de Turismo y hablemos con el propio Secretario a ver si él conoce nuestro documento y si se puede utilizar de alguna manera.

El Secretario no está. ¿El Subsecretario? Tampoco; ambos, y otros funcionarios, tuvieron que viajar urgente a 250 kilómetros de aquí para solucionar un problema de barcos de crucero. (¿Problemas de barcos de crucero, lo que parecería lo más rutinario e innocuo del mundo turístico? Muy interesante.  No nos sorprende en esta Quisqueya, según la vamos conociendo.)

Se nos sugiere el Subsecretario Técnico. Bien. Explicamos quiénes somos, qué hacemos, el problema de la fianza y mostramos nuestra garantía internacional del coche. El toma interés en nuestra empresa pero nunca vio un documento como el nuestro; empero, poco a poco se convence de su legitimidad como garantía; nos quiere ayudar; se embarca en una serie de consultas, tanto por teléfono como con gente de esta Secretaría. En un momento dado, mencionamos que estaríamos dispuestos, y encantados, para evitar tantos problemas, a pasar el vehículo de un barco a otro sin siquiera sacarlo de la aduana y mandarlo a Miami, pero que se nos exige pagar el 10/oo del valor del coche.