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Y qué aguante tenemos que tener nosotros para escuchar "El expediente está paralizado" - y con qué imperturbable, congelante, prepotencia lo dijo aquella mujer.

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Sábado y domingo.  Tiempo, y de sobra, para anotaciones varias.

* ¿Qué vimos por la ventana de la televisión? De lo muy bueno, de lo diferente, de lo mediocre, y de lo muy malo:

Muchos programas de entrevistas y de análisis prácticas, con muchas inquietudes por mejorar muchas cosas en la vida diaria, con un candor y una franqueza que parecen totales.

Más equilibrada invasión por lo extranjero: argentino, brasileño, inglés, mexicano, vespucciano. (Incidentalmente, la telenovela argentina nos parece más fina, y la telenovela mexicana parece más poderosa, que la telenovela vespucciana.)

Un programa infantil, local, en vivo; ejemplar, porque nutre la proyección afectiva de los niños hacia el mundo verdadero dentro de su alcance, en vez de distraer los niños de su propia vaciedad, especialmente emocional, con elementos externos de diversión, por mejores que éstos sean.

Programas infantiles del extranjero, también hay. Por lo menos, no hay problemas en sincronizar las nuevas palabras, castellanas, con los labios de los títeres y dibujos animados.

Por un serial de dibujos animados mexicanos muy divertidos, un día, nos enteramos de la existencia de Leonardo da Vinci y de todos sus inventos; otro día, nos enteramos de que Shakespeare realmente desperdició el más hondo potencial dramático de su Romeo y Julieta porque si los hubiese casado, en vez de matado, el casamiento, como cualquier casamiento, sí, hubiese sido el verdadero drama; otro día, acompañamos a Marco Polo en su famoso viaje de 24 años a Catay. (Todo ello muy irreverente, si se quiere, pero suficiente para que la gente se entere de que hubo, una vez, un Leonardo, un Shakespeare, un Marco Polo).

Riñas de gallos. ¿Por qué no van a pelear los sanguinarios dueños de los infelices gallos hasta que su propia sangre brote?

… En entrevistas colectivas, el horror visual de cada persona (sentada) armada de su propio helado - perdón - micrófono, siempre en la mano, siempre delante de los labios.

… Frecuentemente, calidad de sonido deficiente.