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Otra manera de ejecutar esta misma idea hubiese sido no levantar lápidas individuales sino unirlas en faz poligonal o arqueada concava, en símbolo de fraternidad.

Pero, no; es un cementerio que inventó el genio a cargo.

De Mérida hacia el noreste, va subiendo el camino, y subiendo. Lamentablemente, eso no se puede llamar la cordillera de los Andes, es otro corredor turístico con un sinfín de negocios vendiendo a los turistas lo que los turistas nunca comprarían en su propio pueblo.

Ahá. Una bifurcación. Lo curioso es que todo el flujo turístico dobla hacia la derecha, y nosotros, solitariamente, doblamos hacia la izquierda, hacia el pueblo de Timotes.  ¿Por qué será que todos van del otro lado?

Y sube el camino de manera que no preveíamos, más forzadamente que antes. Ya estamos a 3.400 metros, y subiendo.

3.600 metros, y subiendo.

3.800 metros, y subiendo.  ¿Dónde terminará esta subida?

4.000 metros, y una plataforma para admirar la grandiosidad del paisaje, claro que sin los turistas. Ahora entendemos por qué todo el rebaño iba doblando para el otro lado.  Y se ve que la ruta sigue subiendo.

¡Ahá! Aquí está. Alcanzamos el puerto: 4.077 metros, según un marcador, si bien ya sabemos que es una exactitud sólo más, o menos, el posiblemente substancial desconocido margen de error. ¡Quién lo hubiera esperado! Es realmente un adiós mayor y más apropiado que cómo lo podríamos jamás haber soñado que estamos dando a los Andes. Vamos a regresar a la plataforma anterior, a 4.000 metros, y ahí vamos a pasar nuestra última noche a semejantes altitudes, y en semejante soledad, sin miedo de asaltos.

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La noche no fue muy buena - a causa de la escasez de oxígeno a la cual ya no estamos aclimatados. Ahora apreciamos más a su justo valor la importancia de nuestra progresiva aclimatación a las altitudes, en Colombia y Ecuador, antes de llegar a las mayores altitudes de Perú y Bolivia donde pasamos semanas entre 4.000 y 5.000 metros sin la menor dificultad. Pero, de todos modos, apreciamos mucho la oportunidad que tuvimos de pasar la noche aquí.

A subir de vuelta al paso, a los 4.077 metros, que el cartel alusivo indica como el punto vial más alto de Venezuela, bajo el nombre de Pico del Aguila.