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gripe se debe al clima mismo de Caracas, que oscila de minuto en minuto, o de cinco minutos en cinco minutos, entre golpes de calor cuando da el Sol y golpes de frío cuando dan ráfagas de viento, la combinación ideal para agarrar un resfrío, y más ideal para no poder deshacerse de uno. Vimos bastante gente con tos.

La literatura turística canta la eterna primavera de Caracas; no es ésa nuestra idea de primavera, especialmente cuando vemos que las ambituras mínimas nocturnas oscilan entre 20 y 25 grados, ahora, en esta época de invierno.

CC A pesar de todo, fuimos a los consulados de Surinam, Guyana, Haití, República Dominicana y Vespuccia; y buscamos combinaciones, marítimas para nuestro vehículo, y aéreas para nosotros.

Con sólo visitar un consulado, se puede pescar una impresión del país respectivo.

El consulado de Surinam tiene, a primera vista, un aspecto que es fácil interpretar, en base a los rumores que circulan respecto a dicho país, como de encerrado hermético, quizás inamistoso, desconfiado, con nada a la vista sino una puerta cerrada detrás de un cubículo ocupado por un solo empleado de aspecto muy burocrático; nada difícil imaginarse, detrás de la puerta cerrada, un campo armado y desconfiado. Sin embargo, cuando, oportunamente, se nos abrió aquella puerta de atrás y penetramos en el mundo interno, vimos que estaba poblado por dos señoras muy amables, muy educadas, muy tranquilas - y en qué otro consulado se nos ofreció, para acortar la espera, un cafecito, o una gaseosa, o un poco de leche, o un poco de té, que es lo que aceptamos.

De la visita al consulado de Haití se desprende, sin mucha duda, que Haití es todo negro, y de una raza negra diferente de las otras razas negras que se ve habitualmente; una raza de una elegancia física intrínseca que nada tiene que ver con modales. El Cónsul era más distinguido que lo obligado en su función; incluso una familia, de mamita, papito y el hijito, ciudadanos evidentemente comunes que vinieron a hacer un trámite, parecía un cuadro idealizado recortado de un libro de imágenes.

En el consulado de la República Dominicana, el propio Cónsul General se dignó averiguar por teléfono para nosotros, llamando al consulado de Haití, algo que no podríamos haber soñado preguntar nosotros, a saber si los Haitianos, en estos momentos, están de buen humor, y no tienen la frontera entre ambos países cerrada; porque, según nos explicó el Cónsul General, los dos vecinos en la isla la Española, la República Dominicana y la República de Haití, andan, cada uno, con sus caprichos periódicos, y cierran - a veces uno, a veces el otro, a veces los dos, que en cualquiera de los tres casos es el mismo resultado - la frontera común; a veces, por un día, a veces, por cinco o quince días, según el capricho; por lo que viajar por la isla tiene todo el encanto de lo imprevisible.