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"tercer día a sexto día"; pero ni un maxi-genio tiene cómo y por qué imaginarse - el que sabe, sabe, el que no sabe, no sabe - que, en portugués, el día llamado tercero no es miércoles, porque el primer día no es lunes; nuestro lunes es el día llamado segundo en portugués. Y para completar el cuadro, en portugués no hay primer día de la semana, y no hay, séptimo día de la semana; antes del día llamado segundo, no hay día llamado primero, hay domingo; después del día llamado sexto, no hay día llamado séptimo, hay sábado.

Y todo eso, tuvimos que filtrarlo, transponerlo, para asegurarnos de que el horario de terça a domingo se divide, por una parte, de terça a sexta, y por otra parte, en domingo solamente, e ignora el sábado entre sexta-feira y domingo.

Ah sí, porque el portugués no habla de días sino de ferias, no de segundo día sino de segunda-feira, etc.  Ojo, hay también la palabra féria, a no confundir.

ß Ya ayer habíamos vislumbrado, en la lejanía de la punta de una avenida, las aguas que bañan Belém. Imposible pensar en Belém sin pensar en la desembocadura del río de las Amazonas.  Esta tarde, pues, fuimos directamente a la costanera.  Y ¿qué vimos?

Quien mira un mapa general de América o mira con poco cuidado, está convencido de que Belém es el puerto de la desembocadura del río de las Amazonas.

Quien mira un mapa de América austral o se fija con más cuidado, se da cuenta de que la desembocadura del Amazonas es algo que tiene una gran isla en su medio, formando, en realidad, un delta de dos brazos, por lo que Belém, para él, se encuentra en el brazo sureste del delta del Amazonas.

Pero, acercándose más a la realidad, uno se da cuenta de que las aguas al sureste de aquella isla grande, más que continuar el curso del río de las Amazonas, continúan el curso de un río totalmente diferente, el río Tocantins.

  Y cuando uno se acerca todavía más a los detalles de la realidad, uno se da cuenta de que Belém ni siquiera está a orilla de dicho río Tocantins sino a orilla de un tributario de éste, el perfectamente insignificante y desconocido río Guamá.

Por lo menos así figura oficialmente en un plano de la ciudad; porque, a decir la verdad, nosotros vemos, en un mapa detallado de la región, que el río de Belém se llama Capim, del cual el Guamá es un insignificante tributario lejos de Belém.

  De todos modos, Belém, la gran metrópoli amazónica, relegada a orillas de un pequeño río con la otra orilla prácticamente al alcance de la mano. Y es lo que vimos.

Esto es lo más substancial, hasta ahora, para nosotros de esta visita a Nossa Senhora de Belém do Grão-Pará.