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Y ahora acabamos de detenernos para inspeccionar de cerca otro de estos escapes. Lo que vimos es una apertura irregularmente circular en la nieve, notablemente con la nieve apareciendo no como cortada desde el exterior sino levantada del suelo; y, en la apertura, se veía un par de rocas; dicha apertura se encontraba en una ladera bastante inclinada, y como además había obviamente alguna cavidad o quizás cavidades debajo de la nieve, no nos animamos a acercarnos demasiado.

Así que, ahora, estamos siguiendo viaje hacia el sur. Božka acaba de proponer la teoría de que podrían ser pequeñas fuentes termales, lo que a Karel le hizo darse cuenta de que dichos escapes ocurren no en bajos del terreno o en laderas naturales sino siempre en los costados de los terraplenes construidos como base para la carretera, así que no pueden ser fuentes de ningún tipo.

Seguimos viajando hacia Sudbury; pero aun con la delineación más restringida del misterio de las fumarolas, todavía no encontramos la solución.

Ah, pero como viajábamos, encontramos la manera de encontrar la solución. Recién vimos un trabajador de vialidad limpiando la nieve de la carretera, y - le preguntamos. ¿Qué nos dijo? Que estas fumarolas son un caso de calefacción excesiva de viviendas; o sea que provienen del calor generado por animales agazapados en sus cuevas. Nada más y nada menos. Eso sí que nos parece interesante; y ello también explica por qué estas fumarolas ocurren siempre en los terraplenes: porque la tierra de los terraplenes ya tiene cavidades, o por lo menos, se presta a hacer cavidades mucho más que tierra de otras partes - no movida previamente por mano, o mejor dicho por máquina, de hombre. Así es el misterio de las fumarolas.

Hace un rato, llegamos a Sudbury.

Nos habíamos olvidado de la calificación de zona vertiginosamente fea; y de repente, nos asaltó por todos los lados; nos encontramos de repente como si fuera en el medio de un mar enfurecido petrificado: hay que verlo para imaginárselo. Y ya que, en varios lugares, vimos signos evidentes de excavaciones de minería, nos dijimos que era todo el resultado destructivo de decenas y decenas de años de excavaciones mineras sin preocupación ecológica.

De todos modos, como lo seguimos mirando ahora, estamos descubriendo que no se puede decir que realmente sea feo - a no ser que uno lo quiera comparar con un jardín u otro lugar tradicionalmente agradable; sería más justo llamarlo ciclópeo, y, a su manera, con una fuerte personalidad.

Ahora, a encontrar el complejo de minería y fundición de níquel. No tendría que ser demasiado difícil porque tiene, entre sus varias chimeneas, la chimenea más alta de la Tierra, de 373 metros de altura; 373 metros con 70 centímetros, para ser más exactos.