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Varias veces, mirando estas formaciones, vimos delante de nuestros ojos la fortaleza de Cuélap con asombrosa similitud.



Hecho por quién ¿hombre o naturaleza?

Pero no es solamente la estructura de las paredes - las que parecen realmente hechas de piedras - la que da esa impresión de construcción humana, sino también la relación espacial de las varias paredes entre sí, relación dando realmente la impresión, ora de paredes paralelas que, alguna vez, enmarcaban una calle, ora de una muralla curvilínea que, alguna vez, encerraba un recinto.

Mirando la superficie de los amontonamientos, se ve sin duda edificios humanos. Mirando el interior de los amontonamientos - como donde hubo un desprendimiento de la masa rocosa - se ve sin duda formaciones geológicas. Así o así, es bastante asombroso y memorable.

Naturalmente, aquí tampoco faltan los cultores de excentricidades, quienes tratan de conciliar las dos evidencias e insinúan que, tal vez, se trata de una ciclópea obra de seres humanos de decenas de miles de años de antigüedad, con bastante antigüedad para que sus ruinas hayan sido influenciadas, y como quien diría, recocidas, por cataclismos geológicos. Para vender mejor sus libros.

Naturalmente, viene la pregunta de si no hubo antiguamente grupos humanos que, sin haber construido todo ello, por lo menos lo aprovecharon como su morada, o más bien su centro ceremonial.

Pues posiblemente sí, porque se encuentra bastante dibujos rupestres, como ser una cruz no cristiana, una serpiente, unos "relojes de arena"; y - lo que más llamó nuestra atención - por una parte, dibujos perfectamente geométricos, y, por otra parte, dibujos de geometría destruida por líneas de cualquier forma, esparcidas de cualquier manera.

Otro tema de dibujos tiene un doble interés. Se trata de manos. Por cuanto, el primer interés es la similitud de motivo, en la Patagonia argentina y aquí; mas, el segundo interés estriba en que, aquí, las palmas de los dibujos, en vez de estar representadas por una superficie del mismo color liso que los dedos, están sugeridas por un relleno de líneas, desde bastante simples como una espiral, hasta laberínticas, asemejándose a las líneas palmares, sin, naturalmente, serlas en lo más mínimo. Una manera totalmente diferente de utilizar el mismo motivo, en la Patagonia y aquí.

Por otra parte, no entendemos por qué se llegó a la cantidad de siete de estas ciudades o recintos o agrupaciones o lo que fuere. Si se quiere seguir este jueguito de agrupar, se ve claramente que no hay siete, sino nueve, tales agrupaciones en forma de recinto, y un décimo agrupamiento, en forma alargada. ¿Será que, en el Brasil, el número siete es un número cabalístico o estereotipado, ya que hay varios otros topónimos en el Brasil con la cantidad siete?  Por ejemplo, Sete Quedas, Sete Lagoas, Sete Pontes.