español english français česky

Nosotros mismos hicimos algo que nunca hubiésemos podido hacer en Acapulco o Baía de Janeiro: nos instalamos debajo de unos cocoteros, a 100 metros del fuerte olaje - bueno, no debajo, sino entre, unos cocoteros, porque esas nueces allá arriba, al caer, y a veces caen, podrían causar bastante estragos en la cabeza o en el parabrisas.

Aquí, estamos admirando palmeras, arena, y olas, en el crepúsculo, y aquí vamos a dormir - dentro del alcance visual de una casilla de policía, lo que no perjudica, en adición a haber escuchado varios indicios de que este estado de Alagoas es algo más limpio que el resto del Brasil.

. .
*

Esta mañana, ni siquiera hemos echado a andar; recién estábamos calentando el motor - porque la experiencia nos enseñó que esta nafta brasileña con alcohol no funciona bien en un motor frío - cuando tuvimos una variante en los espectaculares accidentes de tránsito.

Apareció un coche de pasajeros particular a velocidad de bólido, tomó una curva haciendo chillar sus neumáticos, y 50 metros más lejos se estrelló a toda velocidad contra un grueso poste de cemento. El poste se quedó inclinado, algunos cables de electricidad se tocaron en una gran llamarada, el motor del coche quedó en el asiento delantero, y el conductor quedó inconsciente con la cara ensangrentada, y seguramente lesiones fundamentales mucho más severas por la violencia de la colisión.

La chatarra irá a enriquecer la colección de monstruosidades automovilísticas insalvables que adorna cada puesto de policía caminera. Algunos puestos tienen tan sólo un monstruo tirado ahí, a un costado, pero algunos tienen tres, cuatro, cinco monstruos. Cada vez cuando pasamos por un puesto de policía, el efímero vistazo que tenemos de esas galerías de horror es un nuevo asombro para nosotros.

Todo ello justifica plenamente los carteles que se ve frecuentemente a lo largo de las carreteras: Accidentados, remover a ... y el nombre del lugar del puesto de policía más próximo.

Incidentalmente, aquí, en el Brasil, en contraste con otros países ya debidamente anotados, los puestos de policía no molestan en lo más mínimo; el tráfico sigue libremente.

Brasil parece ser el país donde estamos viendo más accidentes serios en toda esta Expedición. En Bogotá, donde, según nos acordamos, también vimos bastante accidentes, la cosa, en general, no pasaba de abolladuras.