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prohibida, vimos un zorro, saltando desde los matorrales hacia la carretera, pero que, al vernos, en pánico disparó de vuelta hacia los matorrales.

Aquí mismo vamos a pernoctar.

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Pasaron cinco días desde las anotaciones anteriores; cuatro de ellos, sin novedad, lo que no quiere decir sin gran actividad; el quinto, otra etapa de gran interés en nuestra Expedición.



Muñeco de nieve en Amos

El primer día, lo pasamos viajando, desde la barrera de la tierra prohibida de vuelta al motel en el pueblo de Swastika donde habíamos quedado, a la ida, esperando que se componga el tiempo. Los tres días siguientes, nos quedamos en el motel, tratando desesperadamente de recuperar parte del atraso que tenemos en los quehaceres domésticos y en las actividades de escritorio de la Expedición; habiendo sido, empero, la razón primordial de quedarnos varios días en ese motel no todo lo que hicimos en el motel sino que teníamos que esperar esos días para afinar nuestra llegada a Timmins, donde teníamos una cita para la visita de la mina de cinc más grande de la Tierra y de la correspondiente planta de refinamiento, también la más grande de la Tierra.

Y fue justamente esta visita que ocupó todo el quinto día, o sea el día de hoy. En realidad, esta mina, a más de ser lo que sabíamos que es, o sea el más grande productor de cinc de la Tierra, ahora también se volvió un importante productor de cobre, y además tiene cantidades menores de plata, selenio, oro, estaño, cadmio y plomo.

Esta mañana - y eso fue después de recorrer 240 kilómetros aun antes del asomo de la madrugada - pasamos pues cuatro horas en compañía de un ingeniero de minas, recorriendo parte de las galerías subterráneas de la mina.

Según calculó luego el ingeniero, recorrimos aproximadamente entre 10 y 12 kilómetros de galerías.  Y bajamos a una profundidad de 840 metros.

¦¦ Naturalmente, tuvimos que vestirnos como todos los mineros - con botas adecuadas, casco, una lámpara en el casco, anteojos de seguridad, tapones para los oídos, y todo lo demás.

¦¦ Bajamos, junto con una tanda de mineros, por uno de los dos pozos de acceso, con su triple sistema de vertibuses. Vertibús. Otra de esas palabras que no figuran en los diccionarios porque en los diccionarios hay, en su vez, una burrada. Que alguien nos describa la sensación de estupidez que se siente, o debería sentir, al descender en un ascensor. Claro, sabemos muy bien por qué