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la que siempre hay que agregar, en cierta medida, en imaginación. Fijarse en el criómetro es instantáneo, pero para entretenernos con cálculos de grados y velocidades de viento no estamos siempre. Sin embargo, por lo menos una vez, los grados, incluyendo el coeficiente del viento, bajaron a algo más allá de 60 bajo cero.

Y otra cosa todavía sin anotar, que se nos ocurre anotar ahora - quizás justamente por el contraste en la benignidad del frío. En algún momento, a ambos nos pasó, una vez a Božka, una vez a Karel, agarrar por descuido algo metálico con mano sin guante. Instantáneamente la piel quiso pegarse; instantánea fue la reacción de retirar la mano.

Tres fenómenos ocurren, o ocurrieron, que nos es difícil asociar con la idea de nieve. Un fenómeno es neblina, que aparece de vez en cuando, y que nos sorprende cada vez, en el contexto de la nieve. Otro fenómeno es lo que habrá que llamar, por falta de una palabra adecuada, llovizna de nieve, que no son gotas sino copos, pero microscópicos. Y el tercer fenómeno es dos casos de arcos iris, que tampoco nos es fácil asociar con nuetras idea de nieve, y que, ambos, eran bastante fantasmales.

El camino está mucho menos resbaladizo que a la ida porque su capa de hielo está cubierta por una fresca capa de nieve, justamente de la nevada de anteayer.

Nos cruzamos con un verdadero pequeño trencito de las nieves: un trineo motorizado - o sea un skidú, pues - con dos rastras atrás como acoplados; había un hombre en el trineo, manejando, y cada uno de los acoplados tenía una carga de mercadería y otro hombre más, en total, tres hombres. Hubiese sido una linda fotografía, pero, en el momento, no nos animamos a pedirles permiso.

Mañana, cruzaremos la frontera en dirección inversa, y estaremos nuevamente en el mundo del tráfico y de la gente y del ruido y de la contaminación.

Mientras tanto, ¿qué pasará con Chisasibi? Por ahora, es un pueblo nuevo, establecido hace aproximadamente dos años; y ya vimos entre las lindas casitas aparecer, de vez en cuando, una típica choza o un típico tipi de los paraborígenes; y, por lo que escuchamos, son estas estructuras más simples que les gustan más que las casas formales. No sería extraño que, dentro de algunos años, las casas formales hayan decaído y que todo el pueblo se haya vuelto un típico campamento ininivuk - por lo menos se nos ocurrió a nosotros y así opina mucha gente. También, hubiese sido una fotografía ilustrativa, esta mezcla de casas de una cultura importada, y de viviendas de una cultura tradicional, pero tampoco nos animamos a interferir con la vida ajena.

Antes de terminar para hoy, queremos no olvidarnos de dos o tres puntos.

.   Primeramente, en cuanto a la psicología de los paraborígenes.