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No se trata de un mezquino enfrentamiento de Argentinos y Brasileños, sino de una muy interesante, se nos antoja, ilustración del mundo como podría ser pero como es. De ambos lados, sin duda, la naturaleza fue manipulada por la humanidad, pero, mientras del lado argentino fue amansada, del lado brasileño fue obliterada.

Pensándolo bien, no sabemos por qué nos sorprendimos tan desagradablemente; ya desde el lado argentino, el helicóptero brasileño tendría que habernos puesto sobre aviso en cuanto al peligroso nivel de civilización imperante del lado brasileño.

Mañana, veremos en detalle qué ofrecen las cataratas desde este lado, lo que, en base a nuestra impresión general, tendría que llevarnos hasta las 13 ó 15 horas; y luego iríamos, a comprar nafta y pernoctar, al Paraguay.

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Hoy, el día resultó tan lleno de cataratas, polvo de agua y mariposas, que vamos a pernoctar otra vez a pasitos del precipicio, en el peligroso fragor ambiente - peligroso porque no se puede detectar por oído qué pasa alrededor del coche.

En cuanto a las cataratas, de inmediato se impuso, en el terreno, la realidad que ya conocíamos en el mapa, a qué punto las cataratas del Iguazú, si bien nominalmente entre la Argentina y el Brasil, lo que sugiere una aproximadamente igual repartición, están realmente en la Argentina. Son poquísimas las caídas brasileñas, y casi no se las puede ver. Todo el espectáculo desde el Brasil está en la Argentina.

Además, la compenetración total con las cataratas desde el Brasil, si bien se ve un par de vistas nuevas, es muy inferior porque, en la Argentina, hay, a la vez, intimidad de contacto y grandiosidad de vistas, mientras que aquí, en el Brasil, no hay contacto íntimo, y la grandiosidad no es tan ininterrumpida como del lado argentino.

No sin razón se ve, del lado argentino, una cantidad de coches brasileños análoga a la cantidad de coches argentinos, pero, del lado brasileño, casi únicamente coches brasileños y poquísimos argentinos. Los Brasileños saben por qué ir a la Argentina, los Argentinos saben por qué no ir al Brasil. Si los Argentinos fueran astutos, bajarían una cortina en el medio del río y se cosecharían los pingües beneficios que ahora encajan los Brasileños por mirar el espectáculo argentino.

No sabemos por qué la palabra encajar podría significar tantas cosas pero no la más obvia - poner en caja; así como poner en cajón es encajonar.