español english français česky

Recorriendo la kilométrica sala de las turbinas, y sobre todo los corredores a todo lo largo de ese mundo encerrado sobre sí mismo, donde uno ni piensa en el mundo exterior y sus divisiones arbitrarias tales como fronteras internacionales - que nosotros ahí adentro cruzamos - se nos ocurrió que dichas cavidades se prestarían excelentemente para una película dando vida a alguien que sí tendría muy presente, adentro, la existencia de la frontera entre los dos países allá afuera en el mundo exterior, y aprovecharía ese mundo interno sin barreras, sin límites, a horcajadas entre dos países, para organizarse un imperio de contrabando; casi pudimos ver y escuchar las astucias de los contrabandistas, las emboscadas de los oficiales, las corridas de ambos, a lo largo de los corredores, todo, dramatizado por los rincones oscuros y la resonancia de esos espacios cavernosos.

Cuando regresamos a nuestro coche, encontramos a su lado otro vehículo, desafiándolo abiertamente: un vehículo, con un mapa sobre su costado, como nuestro vehículo tiene, y sobre el mapa, un itinerario ya recorrido en línea roja, como nuestro mapa tiene, con la desafiante agravante de indicar un itinerario cubriendo toda Europa - Europa occidental se entiende porque, hoy en día, nadie sabe que Rusia también es parte de Europa, que es la mitad de Europa - y cubriendo gran parte de América, de Alaska a Tierra de los Fuegos, con la correspondiente travesía del Atlántico.

Eventualmente, apareció una mujer.

Aprendimos que hace cuatro años que viaja, que viaja sola, solita, que piensa seguir viajando hasta recorrer todos los continentes, Africa y Asia inclusive.

Su próxima meta es Brasil. Se quedó un poco contrariada cuando le dijimos que, salvo cambios de último momento, no hay comunicación terrestre con Manaus. Luego, embarcará con su coche en Santos o en Rio de Janeiro, no para Africa como nos hubiese parecido lógico, sino para Nueva Zelandia. En Brasil, no tiene por qué preocuparse por la alconafta porque su vehículo es gasolero. En Venezuela, no tuvo problemas de entrada porque tiene pasaporte suizo. En el Perú, le robaron - como fueron robados, sin excepción, todos con quienes hablamos hasta ahora quienes estuvieron en el Perú.

Así viajando, de paso tiene un ojo abierto en busca de un lugar donde radicarse, casi refugiarse, porque Suiza es terrible por sobrepoblamiento y sobreregimentación, así como toda Europa - occidental, hay que entender. Incidentalmente, un lugar que le agrada es Chile, como a nosotros; otro lugar, es Alaska.

Muy bien. Tiene mucha suerte de poder viajar tanto tiempo, pasado y futuro; pero, de aquí, de Itaipú, ahora ya se fue, sin haber visto nada, aprendido nada, mientras que nosotros nos vamos a ir con algo; porque ella solamente vio lo que nosotros vimos el otro día desde afuera, pero no acumuló estadísticas, no visitó el Laboratorio Hidráulico, no visitó la represa por dentro. Y, en >>>>>>>>