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Poca gente.  Aun cuando vestida sencillamente, muy presentable.

Incidentalmente, los turistas - paraguayos - que visitaron las ruinas durante nuestra estadía siempre nos llamaron la atención por vestir correctamente, sin dejadez y sin extravagancia. No sentían la necesidad de disfrazarse de turistas.

Pocas casas; si bien siempre se ve alguna, de lugar en lugar; siempre retiradas lejos de la ruta; y aun cuando sencillas, limpias, cuidadas y muy presentables.

La carretera sigue de ancho sin lujos pero agradable. Un peaje, con un puesto y un encargado correctos. Varias policías camineras - o mejor dicho, varios carteles rezando "policía caminera" porque, si había policías y si había puestos de policía, nosotros no los vimos.

Por ahora, todo limpito, un verdadero placer.

El mapa que tenemos es el primer mapa que jamás vimos que indique baños públicos a lo largo de las carreteras - y los baños públicos, del Ministerio de Salud, como ya lo comprobamos, realmente existen.

Este mapa tiene otra característica muy única. Mientras la simbología de prácticamente todos los mapas de todos los países es representar carreteras asfaltadas en rojo, y otras carreteras en negro, este mapa representa las carreteras asfaltadas, en negro y los caminos no asfaltados, en marrón rojizo, lo que, después de todo, tiene su muy sensata lógica ya que el asfalto es habitualmente negro y la tierra paraguaya es universalmente rojiza.

Por ahora, muy felizmente, nuestros temores de que el Paraguay sea otro hormiguero de desorden y deficiencias resultan ser totalmente infundados.

El ganado es totalmente cebú o cruzas.

Llegamos al pueblo de Santa Rosa.  A ver las ruinas jesuíticas.

"Ruinas, ruinas, ¿dónde estáis?" Siguiendo las indicaciones de vecinos, ya llegamos a la plaza central del pueblo, y todavía ruinas a la vista no hay.

Con una última consulta, todo fue tan inesperado y, por lo tanto, tan sorprendente, como posible. Descubrimos que, estando parados en la plaza central del pueblo, al mismo tiempo estamos parados en la plaza central de la misión jesuítica.

- Pero ¿dónde está la iglesia?
- La iglesia no está más, se quemó.
- ¿Y los otros edificios?