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mordedura es en forma de U, o sea de varios dientes parejos, la serpiente no era venenosa; si la mordedura es de dos orificios, es mordedura de los dos colmillos y la serpiente era venenosa.  ¡Brrr!

Muy bien, y en caso de mordedura venenosa, ¿qué?

Todavía hay campo para observaciones, pero ya no es tiempo para chistes. No todos los venenos son iguales.

+ Algunos venenos atacan los tejidos y destruyen todo cuanto alcanzan, con, en algunos casos, hemorragias, que se manifiestan, ya sea como externas, por ejemplo en la boca, o internas, por medio de la orina.
+ Otros venenos tienen resultados neurotóxicos, con desmayos, visión doble, ceguera temporaria, parálisis muscular.

El ideal inalcanzable es

1) agarrar el bichito por la cola, porque cada veneno requiere otro antídoto, >> y
2) encontrarse en un centro de tratamiento especializado. Lo malo del caso es, como nos explicó el herpetólogo, que los centros asistenciales se encuentran donde no hay serpientes, y las serpientes se encuentran donde no hay centros asistenciales.  Así que la cosa queda un poco en las manos de la suerte.

Y llevar consigo antídotos es una lotería, porque no se puede llevar antídotos para todos los venenos, y los antídotos polivalentes son solamente lo que dicen, poli, y no omni-valentes; además, hay que saber aplicar una inyección, frecuentemente endovenosa.

Los remedios heroicos, como ser torniquetes, también son una lotería porque, muchas veces, al aplicar un torniquete, si bien se reduce el área de expansión del veneno, por lo mismo, se mantiene una alta concentración del veneno en dicha área, con el consiguiente alto nivel destructivo, mientras que, en muchos casos, sin el torniquete, el veneno se hubiese diluido en la corriente sanguínea con efectos eventualmente resorbidos y corregidos por el propio cuerpo.

Y el envenenamiento y su reducción no lo es todo. Hay también las secuelas que quedan:

~ por una parte, los daños causados a los tejidos antes de la reducción del envenenamiento son irreversibles;
~ y por otra parte, quedan posibles daños como a los riñones, el hígado, el cerebro, caída de pelo, y en el sistema nervioso.

Con todo ello, parecería más lógico querer escapar a cualquier parte del mundo por vía aérea, y no querer cruzar el Mato Grosso y la Amazonia por tierra. Está bien que no pensamos meternos mayormente en la profundidad de la selva, sino quedarnos en la vecindad de poblados y de los caminos de comunicación, >>>>>>>>