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con todavía menos color, una pizquita apenas. La exposición tendrá que ser todavía más larga, hasta 20 a 25 minutos. Así, las luces fuertes ya no serán manchas, sino que tendrán sus detalles cuya definición se puede regular a gusto.

/º\ Y así se tiene la fotografía, mejor dicho el arte gráfico que era fotografía pero ya no la es, terminado.

/º\ Ya todo el proceso anterior estuvo bajo bastante influencia del gusto personal del artista, pero, alcanzado este punto, dicho gusto personal se puede expresar todavía en más refinamientos. A gusto, se puede intensificar, ya sea las sombras o las luces medianas o las luces fuertes, repitiendo el proceso correspondiente; y/o se puede modificar ciertos puntos específicos de la obra con agua común, manejada ya sea con cuentagotas o con pincel; y/o también se puede retocar manchas con un pincelito.

/º\  Finalmente, cuando todo está a gusto del creador, se sopletea la obra con fijador de acuarela.

Duración del proceso para cada fotografía: una semana o más, y, a veces, uno se empeña días para nada, porque la goma arábica es caprichosa y, a veces, en algún momento del proceso, no reacciona como tendría que reaccionar, y hay que abandonar el proyecto.

Pero qué finos resultados se obtiene cuando se los obtiene. Por lo menos en las manos de este octogenario, uno de sólo un puñado de cultores de este arte, que, parece, hay en toda la Tierra.

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Hoy, 4 de abril, estuvimos viajando; después del mediodía solamente, pero, por fin, viajando. Hace un rato, llegamos a la Mesopotamia, y aquí vamos a pernoctar.

El día empezó con el debido entusiasmo emprendedor, a pesar de la incertidumbre de un tiempo inestable - con los primeros asomos de rosado en el horizonte y una amenazadora acumulación nubosa sobre gran parte del cielo. Sabíamos que no podríamos salir temprano, que no alcanzaríamos a salir antes de las 11 por, increíblemente, las docenas de pequeñas cositas que todavía faltaba hacer.

Así que eran las 12, cuando dábamos el último toque, y es en ese exacto momento que el tiempo desató su amenaza suspendida toda la mañana sobre nuestras cabezas, y nos cubrió con una opaca cortina de lluvia, como sólo en las películas se ve. Así, mojados y bajo la lluvia torrencial, arrancamos - por la urgencia de llegar a la frontera; en este caso, con Uruguay.

Pero no nos podemos quejar de este final tan mojado en la ciudad de la Santísima Trinidad de Buenos Aires con su Puerto de Santa María de los Buenos >>>>>>>>