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  Hasta después de su extinción, fueron perseguidos por el destino los Yagas y su cultura: un diccionario y una gramática del idioma yaga, compilados durante 30 años por un poblador de la zona, y mandados supuestamente a Nueva York para ser publicados, tuvieron que desaparecer y darse por perdidos y abandonados tres veces (12 años por fraude, 15 años en la guerra de 1914, "de manera definitiva" en la guerra de 1939) y reaparecer milagrosamente las respectivas tres veces, la última vez, en la cocina de una casa de campo en Alemania, antes de ser depositados - sin publicar - reliquias de un pueblo extinto, en un museo de ... Inglaterra.

  Estos Yagas, a Carlos Darwin - navegando de paso, en busca de pruebas comprobatorias de la teoría evolutiva por adaptación y selección ideada por su abuelo Erasmo Darwin - le parecieron criaturas miserables, prácticamente sub-humanas - en voz, gestos, suciedad personal y manera de vivir. Sin embargo, Tomás Bridges, quien se tomó la pena de vivir entre ellos, descubrió que, a pesar de su vida, realmente, sumamente dura,

• tenían un vocabulario sutil y riquísimo para todos los aspectos de la vida diaria - por ejemplo, tenían una palabra diferente para nieve en cada diferente consistencia; una palabra diferente para una playa vista desde tierra o vista desde el mar, vista desde lejos o desde cerca, vista en una tormenta o vista de noche; una palabra diferente para diferentes maneras de morder, inclusive para el caso de tropezar inesperadamente con los dientes en algo duro en una comida blanda;

• tenían un idioma eufónico;

tenían igualdad de los sexos en trabajo, importancia, y respeto mutuo, como mejor no se podría esperar;

tenían igualdad social, por la cual todo lo adquirido se repartía en seguida entre todos para que nadie se volviera más rico que los demás - lo que Darwin juzgó bien pernicioso y atrasado.

  Además, es necesario tomar consciencia de que el supuesto salvajismo de modales percibido por Darwin entre los Yagas bien puede haber sido - hay quienes dicen que era - no la manera natural yaga sino, en realidad, desesperación y abandono entre los Yagas por culpa de los civilizados Europeos y Vespuccianos genocidando la fauna marina y destruyendo así el mundo de los Yagas.

  Como para patentizar su total obliteración hasta en el recuerdo, un cementerio yaga que había aquí, a unos cinco kilómetros al oeste de Ushuaia, hoy, sirve de chacra. Nos preguntamos si es por lo bien movido y abonado de la tierra. Y otro sitio, donde otrora había una aldea yaga, hoy, está tapado por una hostería.

2▪ Los Onas. (En el interior - donde estuvimos; acordarse del lago Cami.) Si bien en los bosques estaban relativamente protegidos, en las tierras aptas para ovejas, se vieron cazados por asesinos a sueldo a tanto por cabeza; a los sobrevivientes se los llevó el sarampión; hoy no queda ninguno.