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Preguntamos. El techo reptante y su cuidadoso hermetismo están para evitar que se incrusten en el cemento fresco partículas traídas por el viento. Y el color blanco es de un producto que se pulveriza sobre el cemento terminado, para darle protección adicional durante más tiempo mientras se seca y asienta totalmente, cuando se corre el techo hermético sobre una nueva colada de cemento.

Acercándonos al pueblo de Tehuelches.

Ahora sí, otra vez, ovejas.

En Tehuelches, es menester, no dejarse arrastrar por fórmulas convencionales prefabricadas, conocer muy bien el significado exacto de las palabras: para los Chilenos, es un pueblo típico de esta zona magallánica; el desprevenido que piensa en términos estereotipados, tomará la palabra "típico" como sinónimo de pintoresco. En este caso, el pueblo será típico, o sea igualito que todos los demás, pero de pintoresco no tiene estrictamente nada, si bien hay que reconocer con mucho gusto que es pulcro.

La necesidad de saber pensar sin formulismo y saber disociar conceptos.

A pocos kilómetros de Tehuelche o Tehuelches - los carteles dicen una cosa, los mapas, otra - desviamos del pavimento, ya habilitado por aquí, hacia el pasaje marítimo Fitz Roy, entre los senos Otway y Skyring, para ver qué tal es otro punto de la fenomenal maraña de ancones, penínsulas, subpenínsulas, canales, fiordos, islas, que conforman esta parte del continente.

Ya vimos varias manadas de centenares de ovejas esquiladas. Hay que reconocer que éstas perdieron toda su dignidad, desde cualquier distancia, y, de cerca, más parecen maderos toscamente desbastados que respetables miembros de la gente ovejuna. No sin razón, vociferan en protesta contra el agravio de que fueron víctimas.


Así corren las ovejas peladas

Así, por lo que vimos, y vemos, de Chile, nos es fácil dividir la longaniza chilena en tres regiones extremistamente diferentes; el norte, minero; el centro, agricultural; este sur, pastoril y quizás maderero. Lo que se puede adornar con una franja de mitilicultura, y enclaves de apicultura y lombricultura.

Lamentablemente, ahora, mucho más lejos que las ovejas no se ve. El tiempo se cerró totalmente, vale decir que podríamos llegar hasta la ciudad de Punta Arenas misma sin haber visto por dónde pasamos. Por lo tanto, nos vamos a estacionar en este caminito vecinal hasta mañana, esperando que cambie el tiempo, a pesar de, y contra, las advertencias recibidas en esta temática, y esperando que el camino no se volverá intransitable con la lluvia que aumentó y parece que será larga.

Veremos.