español english français česky

Nos quedamos dos horas, a pesar de lo nublado del tiempo, con lo que nosotros considerábamos la consiguiente falta de luminosidad y contraste. Pero la cosa también se podía volver peor porque la inestabilidad del tiempo podía traer lluvia.

Regresamos.

Entonces, ya bastante adelantada la tardecita, en el momento de cenar, el tiempo se volcó a último momento del día a soleado, por lo que nos apresuramos a bajar otra vez, y nos quedamos mirando y admirando sin pausa durante quizás una hora y media, con el Sol poniente a contraluz.

Pernoctaremos en la plataforma de estacionamiento misma, con vista permanente del ventisquero. Mañana, bajaremos otra vez, dejando para luego la conglomeración de los datos e impresiones pertinentes.

. .
*

Esta mañana, sin saber qué esperar, pero para no perder alguna oportunidad, ya con la primera luz, estábamos en alerta. La noche había sido muy ventosa, de manera que el día amaneció parcialmente soleado aun cuando también tormentoso.

El primer vistazo al glaciar, desde nuestra cama misma, fue desilusionante: todo, color harina, después del azul liviano mechado de manchones y tiras de azul más oscuro de ayer. Primera conclusión: tiempo cubierto conviene más que la cruda luz y por colmo de frente.

Los dos ventisqueros tributarios, escondidos por una cortina de niebla.

Detalle no sin importancia porque fue gracias a él que, durante la próxima hora y media, y mientras otra cosa no sucedía de todos modos, tuvimos un espectáculo de ballet que muy bien se podría llamar El Arco Iris.

Y arco iris fue, pero como nunca habíamos visto uno antes.

Un arco iris en permanente movimiento; cambiando de ángulo de incidencia con el glaciar, desde prácticamente vertical a prácticamente tangencial; cambiando de largo, desde apenas una pequeña fracción de arco a toda la extensión de un arco - de hielo a hielo, o de hielo a tierra; un arco iris formado, a veces, no por un solo arco, ya sea corto o largo, sino por segmentos de arco con vacíos entre sí; y estos segmentos y vacíos, no necesariamente estacionarios sino, a veces, moviéndose hacia un costado o el otro del arco virtual. No pudimos no acordarnos de las lúminas circumpolares que vimos en el Artico. En fin, bastante sorprendente.