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La ruta mostró todo lo que una ruta puede ser, desde trechos de hermosa carretera de moderno trazado y excelente pavimento, hasta trechos de camino de cornisa, angosto y con ripio demasiado suelto.

El paisaje tuvo, como tema principal, cerros y lagos en varias combinaciones, incluyendo el bonete blanco de ciertos cerros y el espejo verde de ciertos lagos, ofreciendo siempre vistas de interés.

Pasamos de la provincia de Río Negro a la provincia de Chubut.

Estamos en el Parque Nacional Los Alerces.

Alcanzamos la misma latitud austral que habíamos alcanzado en la isla de Chiloé, por lo que, desde mañana, nos adentraremos en latitudes australes que nunca alcanzamos hasta ahora.

Cuando salimos de Bariloche, lo hicimos con cierto recogimiento, conscientes de la suerte que teníamos de poder seguir con la Expedición; y, por ahora, el coche se porta muy bien.

Este Parque Nacional Los Alerces es muy pintoresco sin duda, pero hemos visto en Canadá lugares tan hermosos y que no tenían el estatuto de Parque Nacional. Aquí, quizás se justifique el estatuto porque este parque es, en cierta manera, un oasis rodeado por un desierto y los árboles que aquí crecen son una especie en peligro de extinción, ya exterminada en otros lugares, tanto en la Argentina como en Chile.

Estos árboles, cuando se les da el tiempo, crecen hasta hacer competencia a los paleo-troncos petrificados yaciendo en la provincia de Santa Cruz y a los gigantes de California; alcanzan hasta 3 metros de diámetro y 50 metros de altura; incluso tienen el mismo tipo de corteza fibrosa; ahora que el tiempo que hay que darles es de unos 2.000 a 3.000 años, que es la edad calculada de los ejemplares en pie.

Lo curioso es que, estudiando el caso más detenidamente, uno se entera de que los glorificados alerces que le dan el nombre al parque, no son, ni de lejísimos, la especie más abundante, sino que se reducen a unos bosquecillos bastante limitados y totalmente fuera de vista en un remotísimo rincón que se puede alcanzar sólo en un par de horas de navegación lacustre que no siempre se puede conseguir.

Finalmente, este parque nos muestra cómo era el Llao Llao en la era a.T., o sea antes de los Turistas. Aquí, no hay un cien milésimo de los turistas que vimos en el complejo Bariloche/Llao Llao/Nahuel Huapi.

El nombre del lago que dominamos desde aquí es Futalaufquen, otro recordatorio de que estamos en un país que, antes de ser anexado a la Argentina de entonces, era un país de gente libre.