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Hoy, pues salimos para Chile. Otra vez para Chile. A las 15 horas, pero salimos.

A creer todo el mundo con quien hablamos, la manera única y ritual de viajar de Mendoza a Santiago de Chile es salir temprano a la mañana, correr todo lo que se pueda y llegar a destino para la noche. Y tal vez tengan razón, viajando como viajan, sin provisiones ni comodidad. Pero nosotros nos podemos dar el lujo de parar en cualquier lugar, de aguantar cualquier ambitura, frío o calor, y quedarnos trabados unos días por un temporal si así fuese la mala suerte.

Apenas salidos de la ciudad, nos damos cuenta de que, si no fuera por la espesa contaminación del aire, podríamos disfrutar de una vista de la Cordillera, imponente a lo largo y a lo alto; pero así, con la contaminación, tan sólo vemos un fantasma.

Abruptamente, terminó la llanura de acceso; sin preámbulos, entramos en un valle intracordillerano entre acumulaciones de cerros escabrosos, algunos, con variadas cantidades de nieve, algunos, con mucha nieve y hermosos, máxime que ya le escapamos a la contaminación.

A nuestra altitud, sin embargo, no hay asomo de nieve; y sigue el desierto o semi-desierto. La poca vegetación es rala y raquítica. Es asombroso cuánta superficie de América es desierto o semi-desierto.

Después del hiato de una planicie aprovechada por el pueblo de Uspallata, seguimos por el valle intracordillerano. Parece haber sido hecho a propósito para dar paso hacia Chile. Hasta ahora, no hubo subidas notables. Sin embargo, estamos ya a más de 2.000 metros de altitud. Estamos disfrutando de un viaje de lujo como todavía faltaba para los anales de esta Expedición, por una carretera muy confortable de leves aclives y amplias curvas, con un paisaje típicamente, se podría decir estereotipadamente, de montaña.

En el caserío de Polvaredas, nos enteramos de que la aduana argentina se encuentra ya a sólo quince kilómetros, todavía bastante lejos de la frontera física. Vamos a pernoctar aquí, en un ambiente muy lindo con varias cimas cubiertas de un poco de nieve. Pero nieve a la altura de la carretera todavía no hay, y nos enteramos de que no la hay hasta la frontera misma. Entonces ¿por qué, en la ciudad de Mendoza, se daba la información, tanto en el Automóvil Club como en la Dirección de Turismo, que era necesario usar cadenas? También, se nos sugirió que los trámites de frontera son largos, especialmente del lado argentino.  Veremos si ello es cierto.  Y mañana nos >>>>>>>>