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los centros europeos, y le había parecido más seguro para su vida retirarse a un lugar, pequeño quizás, pero con un buen puerto, y apartado quizás, pero tan cerca - ¿de dónde? - de Inglaterra.

… Muy curioso. Quizás es porque estos pensamientos - y tal vez otros, más secretos, sobre los cuales se puede sólo especular - le pasan por la cabeza, que San Martín, en su caballo, parece tan ajeno a todo lo que lo rodea.

… Del mismo profesor, nos enteramos de que un cineasta, una vez, quiso hacer una película sobre San Martín, pero las fuerzas armadas argentinas no le permitieron que representara a San Martín tal como éste históricamente había sido; o sea muy morocho - lo querían de tez más clara; o sea con acento español peninsular - lo querían con acento argentino; o sea decaído y enfermizo por una úlcera que tenía - lo querían gallardo.

Lo fantástico de esta historia es cuán totalmente el sentir patriótico argentino la desconoce salvo en la versión manipulada de la magna gesta del héroe argentino General don José de San Martín, glorioso Libertador de Argentina, Chile y Perú, elevado al rango de Santo de la Espada.

 El otro día, cuando encontramos un billete de un peso en esta economía de billetes millonarios, nos pareció haber encontrado un diente de dinosaurio. Pero, ahora encontramos en el suelo una pieza que desafía todos los principios aceptados de la paleontología numismática y de la convivencia de especies: encontramos en el suelo una moneda de 10 centavos de peso. Y de tal manera funciona el intelecto humano - que ve lo que quiere ver o lo que le parece lógico que viera - que, al fijarnos en la fecha de la moneda de 10 centavos, leímos 1938, lo que parecía, por una parte, notablemente curioso que todavía se encontrase bajo el Sol, pero, por otra parte, bastante lógico en cuanto al valor útil de la moneda; empero, leyendo otra vez la fecha, estalló la incomprensible sorpresa: era, y es, 1983, una moneda de un décimo de peso, de producción tan reciente en un mundo regido por billetes millonarios. Explique quién pueda. Aun una vertiginosa velocidad de inflación no parece ser explicación suficiente.

>  En estos últimos días, por fin se nos disipó la picazón bastante fuerte y persistente de docenas de picaduras o mordeduras - no sabemos cuales, y el saberlo no hubiese aliviado la picazón - que recibimos de algunos insectos polizones durante nuestra caminata, hace tres semanas ya, hacia y desde las pinturas rupestres de Carahuasi.

>  Durante esta semana en Mendoza, todavía ni el más leve terremotito; por lo menos de los perceptibles por un vulgar ser humano.

Tuvimos un alto coeficiente de contactos callejeros. Más gente entabló conversaciones con nosotros y demostró curiosidad que en cualquier otro sitio hasta ahora que nos podamos acordar.