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hasta ahora. El que gusta de tranquilidad, de plantas, incluso de botánica - porque muchos árboles están rotulados - de paseo señorial, de tenis, de carreras de caballos, de atletismo, de ciclismo, de cartismo, de paseos en trencito, lo encontrará todo dentro de dicho parque, y seguramente no lo vimos todo. Ah, y nos íbamos a olvidar, un bosquecillo para acampar, lleno que lo vimos de carpas y automóviles de recreo, un campo de concentración de vacacionistas exactamente como en Vespuccia. Lo único que falta en este parque es un lago con barquitos.

\tc/ En el renglón gastronómico, nos estamos deleitando con crema de leche como no la vimos ni remotamente en ninguna parte del continente americano, y ya recorrimos bastante. Y no olvidar las deliciosas frutillas que realmente saben a frutilla y no a plástico-con-cara-de-frutilla como en Vespuccia. Asimismo, nos deleitamos con un jugo de uva que es un néctar de los dioses.

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Esta mañana, todo se arregló: la rueda, por fin, se soltó. Resulta que se había herrumbrado contra el eje, probablemente como consecuencia de los innumerables vados. Los frenos están bien. Adelante, pues, hacia la ciudad de Catamarca.

Nos tragamos bastante kilómetros, y casi nos atragantamos por la recurrente incompatibilidad de las indicaciones kilométricas en este país. Es un tema que algún día tendremos que estudiar aunque sea de pura curiosidad.

De paso, vimos dos topónimos quichuas, como aquí se dice, lo mismo que en Ecuador: Rumipunco y Huasapampa, para recordarnos que estamos todavía, e increíblemente, viajando por el Tahuantinsuyo de los incas; y si bien ya falta menos, todavía falta bastante hasta que alcancemos su límite más austral - porque algún momento tendrá que terminar.

Recién estuvimos detenidos, por segunda vez desde que entramos a la Argentina, por la policía caminera, pero sin barreras y sin inquisición. Nos miró la cara el oficial y nos hizo ademán de proseguir.

Pero no proseguimos.  Está por anochecer, estamos por pasar de las llanuras de la provincia de Tucumán a las serranías de la provincia de Catamarca, así que nos vamos a quedar aquí no más, cerca del gran arco de cemento que destaca y ornamenta esta policía caminera.

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