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Los carabineros acaban de aliviar muchísimo las cosas, haciéndolo casi un paseo común, al ofrecernos un sistema de socorro.

Nos pusimos de acuerdo que si llegamos sanos y salvos esta tardecita a San Antonio de Los Cobres, donde están las primeras autoridades fronterizas argentinas, pediremos a la gendarmería argentina que comunique por radio a estos carabineros que no hubo dificultades; y si estos carabineros no reciben tal comunicación, mañana por la mañana irían en busca nuestra del lado chileno y harían una comunicación a la gendarmería para que los Argentinos vayan a buscarnos de su lado de la frontera.  Mejor, mucho mejor así.

Con los primeros albores, recorrimos los 11 kilómetros todavía a lo largo del salar de Atacama, y ahora nos desviamos decididamente hacia el este, hacia la solitaria travesía, hacia la Argentina.

Del camino subiendo hacia la alta Cordillera, se divisa la gran extensión del salar, ahora, con todas sus habituales manchas de colores varios reducidas a una uniforme capa de color rosado bajo los primeros rayos del Sol naciente.

• 3.450 metros.
• No más desierto estricto.  Se va formando una vegetación de puna.
El camino no es exactamente del bueno, andamos a 30 kilómetros por hora, >>mayormente en primera, pero, por ahora, tampoco es del malo-malo. Si sigue >>así, no habrá problemas.
• El tiempo tampoco está dando problemas: cielo azul, Sol radiante. Felizmente >>parece muy difícil que el tiempo se descomponga hoy durante esta jornada. Y, >>de nieve en el suelo, ni el asomo.

Todo parece a nuestro favor, y, Dios mediante, tendríamos que llegar a San Antonio de los Cobres sin inconveniente.

Con una curva en el camino, tenemos, a nuestra izquierda, el volcán Láscar, con sus 6.000 metros de altitud, fumando plácidamente su pipa; frente a nosotros, dos volcanes totalmente dormidos; y, a nuestra derecha, una gran vista del salar de Atacama, a todo su ancho y, creemos, todo su largo, con su superficie, a esta hora menos temprana, ya moteada de las habituales manchas policromadas desde blanco grisáceo a pardo violáceo.

En este salar, va en aumento la explotación del litio, así como se explota litio en el gran salar de Uyuni, en Bolivia; y, para Chile, el desarrollo de esta industria es una esperanza de substanciales ingresos en el futuro.

Después de haber cruzado ya ayer, a la salida de San Pedro de Atacama, el paralelo 23, alcanzamos, ahora y aquí, el círculo tropal del Capricornio. ¡Cuánto increíble tiempo nos tardó cruzar los intertropos, en sus versiones bari y acro, desde que ingresamos, cruzando el círculo tropal de los Géminis, allá lejos en la punta sur de la península de California!