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~~ En otro programa que sintonizamos, las primeras palabras que escuchamos fueron de una huelga de 24 horas, y, al instante mismo, supimos que no se podía tratar de Bolivia, donde nunca vimos una huelga limitada a 24 horas, y así planeada de antemano. Efectivamente, como no podía ser de otra manera, en la segunda mitad de la frase, nos enteramos de que se trataba de Colombia.

~~ También sintonizamos una emisión de la cual, antes de que hubiésemos tenido confirmación de qué era, por alguna palabra específica o técnica, ya sabíamos a ciencia cierta - por la vaciedad y la eternidad de los segundos estirándose dolorosamente, y por las historietas de los comentaristas sobre pescas fabulosas de pescados de cien kilogramos cada uno por lo menos - que era un partido de béisbol vespucciano. Y así resultó ser, como no podía ser de otra manera, directamente desde Vespuccia.

Se hizo bastante tarde.  No apareció el director.  A dormir se ha dicho.

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Estamos otra vez en Calama.

En camino - quizás porque era la quinta vez ya que lo recorríamos - nuestras cabezas pudieron vagar un poco. Así, tomamos consciencia de que, en Chile, en verdad, no hay los odiosos rompemuelles que tiranizan e insultan toda América, desde México inclusive hacia el sur - Karel no se acordaba si los habíamos visto en Bolivia; Božka, con risa sarcástica, hizo notar que toda Bolivia es un rompemuelle de frontera a frontera; también tomamos consciencia de que las marcas en la calzada en Chile son del tipo inteligente, o sea lo estrictamente necesario y no más.

Aquí, en Calama, recién vimos unas gitanas. Como no es la primera vez que las vemos en Chile, ya no es casualidad.

Y ahora, será hacia nuevas metas, nuevos horizontes, y hacia la frontera con Argentina, con 230 litros de bencina.

Otra vez por el desierto - que no es difícil de creer que es entre los dos o tres más áridos de la Tierra.

Otra vez, en la distancia, a nuestra izquierda, el impresionante larguísimo cordón nevado tapando el horizonte de punta norte a punta sur, que sería una de las más notables vistas de la Cordillera, pero que, otra vez, lamentablemente, está totalmente mancillado por los nefarios efluvios de Chuquicamata.

Nos alejamos suficientemente, ahora, en dirección a San Pedro de Atacama, como para haber dejado atrás el agravio azul a la Cordillera.  Vemos lo que queda >>>>>>>>