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║ Nos preguntamos por qué, hasta en promociones comerciales basadas en la colección de dibujos, estos dibujos no pueden ser el producto del ingenio local y son todos de propiedad intelectual gringa.

║ El correo de Chile tuvo una idea genial: muchas de sus estampillas tienen una forma muy angosta y muy alargada, quizás la mitad del ancho y el doble del largo común de estampillas, lo que se presta perfectamente a caber en los espacios que quedan en los sobres después de escribir la dirección. Además, visualmente, quedan muy bonitas y diferentes. Además, apropiadamente reflejan las inordinarias angostura y largura del país propio.

Probamos carne de llama, pero realmente no se destaca en nada. Cuando comimos carne de oso polar o de castor, ahí sí que sabíamos que comíamos algo diferente.

Dos veces ya, nos estacionamos en un pedazo de costa frente al océano chileno. En contraste con los muchos olajes marítimos que ya vimos durante esta Expedición, este olaje chileno, no sabemos por qué, nos fascina más de lo habitual. Quizás porque las olas, altas, poderosas, lentas, de verde claro, sean realmente de interés intrínseco, o quizás, y más probablemente, por el tremendo contraste entre la total inmovilidad y quietud de los salares cordilleranos y esta efervescencia vital en permanente movimiento, permanente esfuerzo por hacer algo. Y es un tremendo contraste entre letargía, silencio, nada, y vida siempre renovada.

║ Božka acaba de terminar dos libros del escritor boliviano Jesús Lara. Nos preguntamos por qué nos dimos tanto trabajo describiendo lo que veíamos en Bolivia; si bien son libros escritos hace años ya, podíamos haber copiado algunos de sus párrafos y hubiésemos logrado el mismo resultado en mejor prosa con menos trabajo.  Las cosas no han cambiado nada en Bolivia.

║ Ah, pero ya nos íbamos a olvidar - o, mejor dicho, ya nos habíamos olvidado - de la razón mayor por qué volvimos tantos centenares de kilómetros hacia el norte, siendo nuestro retorno a Iquique solamente incidental a aquello: la perra y su potencial fantasma de rabia.

  La vimos en el tamarugal, sin rabia felizmente, pero rabiosa e inestable; por lo que vimos, no mordió a Karel por los cachorros sino porque necesita un psiquiatra. Un momento, parece un amorcito, y al momento siguiente, muestra los colmillos. Como dormimos en el tamarugal, a la madrugada siguiente, otra vez se lanzó hacia Karel para morderlo, pero naturalmente, esta vez, Karel supo qué esperar y la apedreó como se lo merecía. Semejante animal tendría que estar atado o dentro de un recinto del cual no podría salir. O tendría que pasarle a la perra lo que probablemente le pasó al gato del administrador del >>>>>>>>