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separado y diferente de los demás ingredientes étnicos de Bolivia, por lo que habíamos incluido en nuestros planes visitar dicho pueblo.

En cuanto al camino, aprendimos que hay que vadear dos ríos, uno de los cuales, demasiado problemático por su profundidad para nuestro vehículo; pero sí, se podría alquilar un camión alto para llevarnos.

Empero, en cuanto a los Chipayas, nos enteramos, de que, lamentablemente, todo lo que se puede decir de ellos hay que ir diciéndolo ya en tiempo pretérito, o casi pretérito; de que, como ocurre en tantos otros casos, la fama de los Chipayas refleja su pasado, pero su presente ya es diferente.

Etnicamente, son totalmente aislados y únicos; totalmente diferentes de los Aimaraes y Quechuas, sus vecinos multitudinarios. Hablan un idioma también totalmente diferente de los demás idiomas. Y con eso terminan las certidumbres.

Parece bastante seguro que vinieron por migraciones desde la costa pacífica; Y parece establecido más o menos fidedignamente que se pudo remontar los orígenes de los Chipayas a por lo menos 4.500 años de antigüedad.

Pasando a ponencias varias, hasta intrépidas, que no pueden no florecer en tan incierta temática,

• hay quien encontró similitudes entre el idioma chipaya y el idioma de los igualmente misteriosos y aislados Uros que vimos en sus islas flotantes de totora en el lago Titicaca;

• hay quien encontró "interesantes" similitudes entre el idioma chipaya y el idioma maya;

• hay quien se atrevió a sugerir que la proveniencia lejana de los Chipayas sería simplemente ... China ...

Como rasgos diferenciales de los Chipayas, a más de su individualidad étnica y de su individualidad lingüística, se menciona también su arquitectura y su indumentaria.

Sus viviendas son de forma cónica y construidas de adobes trapezoidales, con un diámetro de hasta cinco metros; exactamente como aquellas que vimos en dos o tres ejemplares en la zona de aquellas piedras calcáreas a unos veinte kilómetros después de Toledo; con la diferencia de que, allá, no vimos que las puntas de los conos hubiesen llevado techitos de paja. ¿Quizás por su deterioro?

La indumentaria chipaya, la pudimos observar nosotros mismos aquí no más, en Sabaya, porque aquí mismo viven algunos Chipayas que vienen a buscar trabajo.

Las mujeres visten una falda larga, una túnica, y un capuchón, que, en conjunto, sugieren irremediablemente un hábito de monje, vale decir muy >>>>>>>>