español english français česky

En ese lugar, también nos llamó la atención la incongruencia geológica entre unos bloques de formaciones calcáreas del tipo depositado por el escurrimiento de aguas mineralizadas, quizás de origen termal, y el ambiente básico tan totalmente sedimentario; bloques probablemente muy antiguos porque ya ni estaban en sus posiciones verticales originales sino tumbados sobre sus costados por algún movimiento telúrico.

Ahí fue que nuestro vivo interés fue interrumpido, como por navaja o relámpago, por la muy alarmante observación de que caía algún líquido de nuestro motor, desviando nuestra atención de escurrimientos geológicos a una pérdida en una manguera entre el motor y el radiador - con, por colmo, el precioso y caro anticongelante que justamente habíamos puesto antes de salir de La Paz; precioso ya que, en estos lugares de la zona tórrida, la ambitura, en estos días, siempre oscila alrededor de cero grado, y puede bajar hasta veinte o treinta grados debajo de cero.

¿Qué hacer? Aun con un remiendo eficiente, hubiese sido locura seguir a una zona de la cual habíamos escuchado tanto malo y nada bueno. Karel hizo un remiendo de emergencia con cinta adhesiva y volvimos a Toledo, a ver qué se podía hacer allí. En Toledo, vimos que el remiendo no servía para nada porque, en estos sistemas de enfriamiento super-modernos, el agua está bajo alta presión y no al natural como en los coches de los buenos tiempos idos; y vimos que, en Toledo, no había donde caerse muerto y menos donde conseguir una manguera; era obligado y necesario volver a Oruro.

Pero así no más, no era posible; así es que, justo antes de empezar estas anotaciones, y ya en total oscuridad, terminamos, con la ayuda de un gentil y servicial vecino, y de medios de los cuales él disponía pero nosotros no disponíamos en la ruta, un arreglo criollo de la manguera: colocándole por dentro una tira de chapa enrollada en forma de resorte para que no se hundiera al apretársele una tira de goma fuertemente estirada por fuera para tapar la pérdida; y aflojamos el tapón del radiador para que no se levante presión en el sistema - si se podía viajar sin presión en tiempos idos ¿por qué no se podría viajar sin presión ahora?

Así de mal empezamos nuestra travesía de los desiertos salitrosos de Bolivia a Chile; pernoctaremos aquí no más, en Toledo, y esperando que mañana alcanzaremos de vuelta Oruro; pero sin ninguna garantía - y habrá que salir tempranito porque mañana es sábado, y quién sabe cómo serán los horarios de las tiendas, y siquiera si las tiendas estarán abiertas.

. .
*

Hoy, 25 de mayo, fue otro día cuando no tuvimos el tiempo, de siquiera pensar en comer, y menos, para comer.